jueves, 22 de julio de 2021

Pagando [con gusto] para no poseer nada

 


 

     El streaming y la distribución digital, ese pato feo que se volvió la gallina de los huevos de oro, no requiere mucha ciencia para describirse a nadie. Es la niñera favorita de los recién nacidos y un pasatiempo amigable con personas de todas las edades y ajena hasta donde se pueda, con la tecnología, pero con la capacidad mínima, de ingresar al ícono de la aplicación.

Es además de amigable, bastante conveniente, inmediato, diverso y portátil. Suena muy bien, ¿verdad?. Demasiado bueno para ser tan bueno. Aclaremos algo, no estigmatizaré los medios digitales de paga, es el presente y posiblemente, el futuro. No es el diablo, y de serlo, ese tren ya no se detendrá; pero me cosquilleaba la idea de plasmar mi desazón por lo que perdimos y perdemos en su avance, y cuestionar el "porqué" y el "cómo" se consumen las [no] pertenencias digitales en servicios de PAGA.



Atados de manos

La primer práctica que ejerce tu rentero al usar streaming para ver tus películas, escuchar tu música o contar con aplicaciones que vivan en la nube de internet, es eliminar la posibilidad de que como usuario, tengas cualquier clase de control sobre el contenido.
El pago constante es la única estabilidad que se puede obtener de un bien digital. Las plataformas pueden dejar de existir de un día a otro, limitar el acceso y el contenido a conveniencia y discreción sin siquiera un previo aviso, además de que la calidad no necesariamente esta relacionada con la cantidad de contenido que se entrega.

¿Tienes un casette, un CD, un DVD, un LP de vinil?, la libertad inapreciable que un medio físico ofrecía era el control por parte de su propietario. La vida útil, disponibilidad, préstamo, reventa y reutilización estaba únicamente en nuestras manos. Ahora, en contenido digital, solo somos dueños de la experiencia, cuya disponibilidad depende de su distribuidor aunque hayamos pagado.


 

[No es más]Amigable con el ambiente

     Hay un mito y una percepción intencionalmente degenerada, de que el dejar de generar y utilizar medios físicos de distribución de contenido, representa una mejora en nuestras prácticas de consumo, un respiro para el medio ambiente, una tregua con la madre naturaleza por el simple hecho de no tener un objeto de plástico mas. En la práctica, esto solo es una verdad retorcida; pues si bien en un futuro la adquisición de plásticos en formas de discos ópticos o cartuchos podría ser casi nula, la distribución digital al día de hoy, no contamina menos desde su trinchera.
Miles y miles de equipos de cómputo están consumiendo electricidad, diesel y generando calor para asegurar siempre la disponibilidad a sus clientes, así solo sean usuarios viendo las portadas porque no deciden que reproducir.

En lo general es igual de dañino el uso de plástico como medios de distribución de contenidos, así como el equipo para reproducirlo, que el utilizar solo distribución digital. Curiosamente, si fuéramos una sociedad más consciente y comprometida con nuestro entorno, usar medios de distribución físicos podría representar una manera más amigable de tratar al planeta, pero necesitaríamos abrazar disciplinas como el reciclaje, el desecho responsable, la reutilización, entre otras [lamentablemente] grandes desconocidas. 

 

 


[¿] Cuesta menos [?]

    Segundo mito, segunda verdad maleable a conveniencia: "Es más barato que comprar el contenido en físico".
 
Reflexionemos un momento acerca de esto. Un servicio digital de música o video bajo demanda de paga, seguro tendrá cientos o miles de títulos, autores y géneros en su oferta, que si uno quisiera hacer una compra del material publicado en medios físico se traduce en una inversión imposible, ¿cierto?... FALSO.
La realidad es que, parte del éxito del modelo de distribución digital, es elegir con cuidado sus tendencias. Los clientes pueden apegarse a muy pocos títulos al año, mientras el resto del tiempo cuentan con relleno irrelevante, cuyo propósito es ese, rellenar. ¿Pasas mucho tiempo buscando que reproducir en el servicio de streaming?, es parte de la idea, mientras esperas [pagando renta] la siguiente temporada de algo que te importe lo suficiente. Claro que hay entusiastas que le sacan provecho a las extensas librerías, ¿pero cuántos de ellos son vs el común denominador?.

Otro factor de costo es la diversidad. No hay un servicio único, y de una manera u otra, seguro se cuenta con más de uno, hasta de forma no intencional. Pocos se sorprenderán de saber que sus facturas de telefonía e internet no son más accesibles pero si les agregaron un servicio de streaming que luzca bonito en la renta mensual. Otros servicios, como las tiendas en línea, bancos, etc., regalan o mejoran el costo de suscripción y no la vas a desaprovechar, ¿ó sí?.

En un mundo más tradicional; ir a comprar discos de audio o películas, pagando por solo el boxset de la temporada o película de moda y una serie de ofertas de relleno para la librería, costaría debatiblemente menos que una anualidad de streaming. Pros y contras, se puede conservar, prestar, regalar o revender al gusto; pero ocupando el espacio correspondiente para ser almacenado.

¿Porque manipular las bondades ecológicas y económicas, cuando podrían vendernos discos y suscripciones?, ahí aparece el valor de no poseer nada.
Todos los derechos y ventajas de "poseer" un disco o un cartucho, implican que la productora debe compartir los billetes con una serie de indeseables (desde la perspectiva monetaria).
Los distribuidores, los almacenes, fabricantes de discos, empaques, imprentas, transportistas, tiendas y algunos más, son borrados de la ecuación de forma inmediata... por ahora parcialmente; pero sin duda se han de frotar las manos de ansias por un cambio permanente.

Esto no necesariamente significa mejor costo al comprador final, pero si un ingreso más directo y completo a la bolsa de quién produce.

Como cliente, esta practica nos deja como inquilinos del contenido, a expensas de los proveedores, respecto a cuanto tiempo y bajo que condiciones o costos nos permite usar el material.



Ahí dice "GRATIS"

     No es necesario polemizar el tema evangelizando el uso o no de las plataformas de distribución digital. Pero es destacable entender que parte de los derechos que se poseen como consumidores de multimedia o aplicaciones, están siendo omitidos por los proveedores, por permisividad nuestra y no porque sea una restricción que la era digital tenga integrada.
Poder prestar, respaldar y conservar el contenido podría ser aplicable a streaming como ya lo es en físico, pero al nadie rechazar las políticas existentes, a los proveedores de servicio les importa muy poco el asunto.

Ahora, nuestro tiempo es valioso, lo suficiente para que existan alternativas completamente gratuitas, con ofertas de contenido suficiente, navegable y de calidad.

Tubi, di.fm ,PlutoTV o PLEX, entre muchos más, son ejemplos de que por pocos segundos de publicidad, se puede tener audio y video bajo demanda que no nos pertenezca pero si respete el valor masivo de la audiencia que ingresa al servicio sin sangrar su bolsillo.


Consumir es elección, elijamos con inteligencia y no solo por novedad.


Nos leemos, bytes.