viernes, 16 de agosto de 2019

Procrastinación, sin azúcar y con dos cucharadas de ironía.

         Me declaro un nostálgico con tendencia a expandir mi conocimiento, habilidades, valores, pertenencias y gustos, añadiendo nuevos elementos a lo ya presente; por lo que los cambios revulsivos no me son sencillos.


Imagen por OpenClipart-Vectors de Pixabay



Digamos, por ejemplo; que mi gusto por la informática actualmente tiene cargas muy elevadas de contenedores en la nube, virtualización y Big-Data; pero no cambia ni un poco la emoción, el sentimiento de estar en casa, que me causa tomar pieza por pieza, una PC de hace 20 y tantos años y darle una utilidad en el presente, como un servidor de propósito específico o una terminal remota; por ejemplificar algo.

Es luchar contra la obsolescencia, programada o no; del hardware. A su vez, una lucha romántica contra la obsolescencia de ese conocimiento arcaico, en desuso poco a poco, en favor de la tecnología empresarial como servicio, los smartphones y las computadoras notebook basadas mayormente en la nube.

No es fácil, con un poco de consciencia ambiental; aceptar que cada PC "obsoleta" que aún funcione, sea una gran caja de basura más, que no se degradará; en una civilización que urge de controlar sus contaminantes y limpiar sus recursos naturales. 

Imagen por INESby de Pixabay

En este afán necio, disfrazado de causa; inician los "proyectos"; una entrada más a la lista de pendientes que requieren tiempo para ejecutar y en ocasiones, hasta para aprender.

Familia, trabajo, responsabilidades varias, hobbies... ¡Descanso! (sí, ¡¡exíste!!) también demandan tiempo y esfuerzo, haciendo que la lista de pendientes se quede un poco abandonada y quizás hasta se vuelva un chiste similar a los propósitos de año nuevo que muchos hacen y pocos cumplen.

"¿Acaso iba tomar ese curso en línea de 10 horas?,ya me inscribí; pero será después", "El videojuego que inicié pero a los 20 minutos ya no pude regresar la atención a él... hace años", "conseguir rescatar ese PC del basurero haciendo de él un firewall y antispam y solo es de ensamblarlo y buscar guías en internet". El "proyecto" se ahoga entre otros.


Imagen por Gerd Altmann de Pixabay


Procrastinación, positiva; en el mejor de los casos, debido a que las demás actividades que llenan nuestro día a día y consumen nuestra energía, no son descuidadas y son benéficas o productivas para uno mismo, su familia y su comunidad.

Negativamente; independientemente de aquellas personas o metas en que la flojera sea la causa de no finalizarse. La procrastinación  en el que las tareas del día a día acaban con el espacio... poco espacio, en el que se puede ingresar la tarea de hacer algo por la mera satisfacción de cumplir con un objetivo, nos dice mucho de como la vida se agota en sin sentidos. El tipo de procrastinación que nos muestra que estamos viviendo solo para cumplir la agenda social.

Destinamos irónicamente, mucho tiempo y esfuerzo en realizar acciones, alcanzar objetivos, para un mayor beneficio económico y hasta satisfacción...  de alguien más. ¿Y nosotros cuándo?.

Imagen por Andre Mouton de Pixabay


Esta entrada, la inspiró la (virtual) lista de actividades diarias a cumplir de una pequeña niña. De un lado a otro e iniciando un juego, una lectura, una tarea artística y claro, un vistazo a la TV. Esos "proyectos" inmediatos, constantes, desenfadados y sin compromisos; que muchos adultos ya no recordamos, quizás, la última vez que tuvimos tal lujo y que ya no podemos permitirnos tal derroche de atención. El hermoso placer que da la arrogancia de sentirse tan lleno de tiempo (y falto de deudas).

Imagen por Prashant Sharma de Pixabay


Ojalá los niños, en estos tiempos de infancia limitada; por el acceso a herramientas multimedia, internet y una sociedad un poco menos sensible, encaminada mayormente a la competitividad; sigan sintiendo la inquietud de realizar una y otra y otra acción; con suerte, eventualmente, serán adolescentes y adultos que encaminen su tiempo y alcancen de mejor forma sus objetivos no laborales o educativos, en una cotidianidad que seguramente será más apurada de lo que hoy en día es. Ojalá, los adultos les ayudemos a llegar a sus objetivos desenfadados, y con suerte; nos ayude a rememorar nuestra lista de "pendientes" y la satisfacción de cumplir al menos uno de ellos.




Nos Leemos pronto
-Hirou





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