miércoles, 18 de mayo de 2022

Yo no quería romantizar tanto

 

Hace unos días, una amiga muy querida, bobeaba conmigo acerca de sus dificultades para socializar en los últimos años y pensaba en como ella podría generar una imagen "interesante y atractiva" que simpatizara con los demás, pues la constante era, que mas pronto que tarde, simplemente esos nuevos conocidos se alejaban de forma abrupta. 

Entre realidad y sarcasmo, parecía que el reto mas grande con el que mi estimada  había estado lidiando, acerca de este tema, era el adecuar su personalidad a las necesidades emocionales, la energía y principalmente la interpretación con que otros manejaban sus palabras.

Claro que despertó mi interés el solo pensar si es necesario adecuarnos intelectualmente para conectar con otras personas, pero hasta no analizar más detenidamente el trasfondo fue cuando caí en la cuenta del enorme elefante en la habitación; ¿hay que adecuar nuestro idioma?.


Trazando la línea

Me permito hacer una distinción aquí. Por supuesto que hay un sinfín de actividades sociales en las que presentarse con personas nuevas, implica una serie de reglas, a veces no escritas, de nuestro comportamiento, vestimenta, rol específico y moderación en nuestras palabras. Básicamente son presentaciones en sociedad en las que nuestra personalidad ni siquiera ocupa concordar con la realidad; es más cercano a tomar un rol en una actuación, aparentar por cumplir, llenar una expectativa regida por normas fuera de nuestro control y quizás hasta criterio.

 

Pero esta vez, esa clase de actividades sociales no son el tema y al contrario, hablo de las "otras"; las casuales, las espontáneas. Aquellas en que la expectativa a cumplir es que nos permitan conocer y dejarnos ser conocidos, en teoría, en nuestra más sincera expresión, abiertos a exponer nuestras peculiaridades de forma cruda y honesta, conteniéndose más en el sentido común de como se convive con un desconocido, que en reglas fijas. Al menos eso pensaba, pero el corazón de este texto es justamente darme cuenta que no sucede así.

A ver, a ver, ¿como se descompuso esta dinámica?.

Cuando algo raro pasa, siempre es un buen principio, pienso, el seguir las huellas y ver a donde nos conducen. Las constantes, las coincidencias y los patrones usualmente no mienten; pero admito, que esta vez ¡sí que han sido desafiantes de encontrar!.

Categorizábamos a las personas que se habían ido de la guía telefónica y domingos de citas de mi querida interlocutora, que llamaré "A"; tratando de definir en que concordaban todos.

Estaba el amigo de la amiga que le presentó otra amiga distinta; tipo de carácter relajado y amante de las fiestas. Todo iba bien, de pronto, encontró otras chicas que llenaron el perfil de acompañante de jarras hasta que simplemente se perdió presencialmente de la vida de "A", pero sus aventuras y nuevas amistades siguen llenando de novedades las redes sociales.

Otro de los sujetos; pariente de algún compañero de trabajo de "A", con la expectativa de un amor sólido que llegara a un altar con toda la parafernalia, al paso de un par de semanas de graciosas interacciones, se desapareció del mundo, el mundo personal de "A".

Otra de las oportunidades de entablar comunicación, le llegó a "A" por medio de internet, con un personaje tan afín a ella, que aún lo contaba como si de su alma gemela tratase. Ideas similares, empatía por el mundo, objetivos compatibles, trasfondos parecidos. Días que se volvieron semanas de intercambiarse textos y eventualmente alguna cita personal que generó textos más amenos; hasta que de pronto nada sucedió. "A" supo que su interlocutor tendría un compromiso por algunos días y que era importante. Acordó que era sano no hacer presencia hasta que él le dijera que ya estaba disponible nuevamente. El ya no volvió a estar disponible aún cuando "A" quiso salir de la duda, enviando alguna felicitación justificada en una fecha especial para él y recordando que ella era consciente de que podría seguir ocupado y solo quería hacerse presente; este mensaje fue respondido en el inmediato con un único y breve escrito, pero con el paso de los días el desinterés persistió, "A" incluso aún lo tiene en sus contactos, piensa que eventualmente podría prestarse a cerrar el ciclo, quedó en la incertidumbre de que debería de hacer, pues en su forma de pensar, simplemente esta situación en la que se consiguió una leve complicidad y quizás hasta podría catalogarla de amistad, queda tan abruptamente inconclusa y le generó incertidumbres. ¿Que pasó?, ¿cómo pasó?, ¿que parte me corresponde del suceso?.

Dato curioso, "A" pasó por los efectos de una acción recurrente en las interacciones modernas en las que hay un grado de distancia y anonimato; a esta acción se le llama "ghosting" y en la práctica, se refiera a personas que "desaparecen" interactivamente.


¿Adaptarse o morir?

Para este punto ya iba entendiendo la preocupación de "A" acerca de la imagen, del personaje que quería adoptar y este fuera universal (o al menos frecuentemente) aceptado por otras personas. Las interacciones anteriores le mostraron que el reto era cumplir con el perfil requerido, cuál entrevista laboral; perfil que no había logrado satisfacer, aún cuando lo intentó.

Mientras el fiestero buscaba un alma igual de parrandera que él, "A" apenas y podía ir metiendo los pies al agua, cuando una chica más afín llegaba a bien ocupar su lugar dignamente, al ser mejor opción.

El hombre urgido de compromisos de amor, válidos hasta que la muerte los separe, "no tenía" tiempo para ir al ritmo de "A". El iba por todo y ella debía ser material dispuesto a la brevedad, así que el tiempo para conocerse previamente era un obstáculo que ese hombre decidió pasar por un costado.

Lo más curioso fue el caso del "ghosting"; pues por mucho que giras la hoja, no ves el error. Todo va bien hasta que simplemente se detiene abruptamente y quién deja de interactuar se lleva todo: las razones, un buen cierre de ciclos, lo "bueno mientras duró".  Del otro lado de la acera solo hay alguien que no sabe si el camión va pasar o se ha equivocado de avenida... va, no es el fin del mundo, pero tiene una sutileza que aporta a este tema de forma importante: A diferencia del fiestero o el enamorado del compromiso, "A" no necesitó adaptarse en este escenario, por lo que la implicación emocional es mayor para sus dudas específicas: "sí me adapto, no me aceptan" y "al ser quién soy, tampoco me aceptan".


Los (no tan) nuevos vicios de la comunicación humana

Antes de internet, seguro muchos vimos como a base de labia, falsedad, manipulación y conveniencia, algunas personas encantaban a otras para hacer amistades, simpatías y compromisos que les aportarán algún beneficio o satisfacción personal; para después colocar al benefactor en una posición de objeto o de abandono. ¿Has analizado una campaña política?, sin ir mas lejos.

Hoy y desde hace ya algunos años, el aislamiento y distanciamiento que genera la tecnología personal, ha permitido que el anonimato e indiferencia se fortalezcan en las interacciones personales establecidas, pero también en las que se pueden generar. Conocer personas, hasta en público, ya tiene una serie de implicaciones a través de redes sociales y seguir en páginas de perfil público a "la persona" que estas conociendo. En contra parte, a pesar de la frialdad mediática de la "nueva" sociabilidad, las personas (sin generalizar, pero contemporáneas) ahora son, irónicamente, poco tolerantes a la crítica, al rechazo, al "ghosting"; a pesar de ser tendencias comunes que practican hacia los demás.

"Hablando el mismo idioma"

Algunas de las interacciones que comentaba "A", hacían referencia a casos aún más esporádicos. Personas cuyo entendimiento de las palabras de mi amiga era convertidas a connotaciones sexuales, a formalizar un compromiso (esto, me recuerda a una película), una señal de urgencia social por parte de "A" o una interpretación elevada a un contexto un poco exagerado a lo que se pretendía.

Encontramos que tristemente, había palabras que ahora se consideran como "muy fuertes". Decía que con las personas que lograba una cierta comunicación que le era agradable, eventualmente se permitía decirles que les deseaba lo mejor en su día a día, interés en su salud, en su trabajo, en su alimentación. Cosas que son rutinarias y que no son ajenas al interés con cualquier otro amigo. En esa línea que "A" pensó mantener en el estatus de amistad, ella consideró que era aceptable decir "te pienso", "te extraño", "te idealizo". Cada cabeza siendo un mundo que entendió distinto esto, pero todos coincidiendo en tomarlo erróneamente.

Al aterrizar esta idea a un ejemplo práctico, llegamos al siguiente escenario: Piensa que hoy enciendes la TV y encuentras un nuevo programa que te agradó mucho. Día a día lo buscas, pues te sigue causando alegría y eventualmente desarrollas una familiaridad y apego por la historia o los personajes, te aporta un gusto que forme parte de tu rutina. Lo idealizas esperando las sorpresas que puede ofrecerte dicho programa, extrañas la oportunidad de pasar un buen rato viéndolo cuando no esta disponible y lo piensas tanto que lo usas de tema de conversación o te viene a la mente al relacionarlo con una actividad o persona transitoria en un momento dado.

El idioma de externar aprecio por las características que apreciamos de los demás, quizás se está perdiendo. En tiempos tan superficiales y tan violentos, las guardias están muy en alto. La bandera de la desconfianza y el interés son demasiado normativos y casi no queda espacio para la neutralidad. Las personas fuera de uno de esos abanderados quedan alienados y no son confiables, porque pareciera que eres parte de una corriente o no eres nadie. Las relaciones sociales se vuelven muy frías y distantes. se están cerrando a las filas en las que poco importará el valor emocional en favor del aporte mediático, la conveniencia social o la satisfacción inmediata.

Nuestras palabras se romantizan demasiado por conveniencia, prejuicio y miedo.

 

Epílogo

Lo siento por "A", me hubiera gustado decirle que hay una forma de entender racionalmente lo que sucede; pero no es racional buscar relaciones pasajeras basadas en intereses silenciosos y unidireccionales. La forma correcta, desde la perspectiva de la inteligencia emocional, es no negar quién eres y no aceptar nada que no quieras; dejar ir lo que no se quiera quedar y cerrar ciclos... si, esos que se quedan a medias; pero esta tarea solo se hará más y más difícil por lo que siempre existirá la tentación de ceder a la presión y perderte en la facilidad de anularte como personal o hasta caer en lapsos de depresión, pues sí, un rechazo duele. "A", te deseo que seas inteligente, cuidadosa y fuerte.


Gracias por leerme.

¡¡Bytes!!





domingo, 1 de mayo de 2022

No hay bebés en casa

 

Era una vez, una niña cuya infancia ocurría de forma tranquila y más que menos feliz y apacible. La adolescencia llega, los cambios humanamente esperados se presentan; la niña ahora es toda una señorita y esta por avanzar a las etapas que la conducirán al puerto de la edad adulta sin mayor novedad. Esta historia no tiene giros inesperados, ni dolores de crecimiento; es una llana y despejada senda de la niña que fue y ahora es toda una mujer adulta.


La voz que no se logra silenciar

De pronto, pareciera que un discurso programado se detona y libertina-mente se deja hacer presente sin ser solicitado; sin filtro, sin piedad ni empatía. Las expectativas crueles que la cultura normalizó y que las mujeres parecieran estar condenadas a soportar por algunas generaciones más, solo porque es socialmente aceptable, a diferencia de pedir amablemente al portador del morbo, que se detenga y abstenga de su intento, porque eso, aún es muy mal visto por alguna injusta razón.

"¿Para cuando los hijos?", "¿piensas tener familia?", "¿tu porque no (tienes hijos)?" "Te estas tardando, ¿no?"
 
Suena tan trivial para el exponente solo buscar saciar su curiosidad, y seguro, compartir su opinión, tampoco solicitada, dicho sea de paso.

Obviaré si es hombre o mujer aquél que mete una mujer en este terreno lodoso, es irrelevante e igual de tóxico indistintamente del origen. Esta vez, quiero hablar desde la perspectiva de padre, de hermano, de amigo, de humano, a toda mujer que por decisión o no, no tienen hijos.
 
 

 

La costumbre (no la cultura) en su contra.

Alguna vez, charlaba con alguien mayor que yo acerca de la evolución de la disciplina infantil. En esa ocasión, mi interlocutor defendía la disciplina recia, fría, tajante... y física, que predicaron e inculcaron los padres de los 40's (generación de mi acompañante). El argumento es que esos tiempos eran mejores; menor violencia, menor juventud delictiva, mayor respeto a los mayores, mejores valores en general. Le ofrecí cuestionar por un momento su argumento y considerar, que las generaciones actuales fueron guiadas por aquellos cuyos padres ejercían la disciplina con desapego y mayor fisicalidad. ¿La violencia no es un reflejo de violencia previa?, ¿el irrespeto no es un reflejo del ejemplo recibido?, ¿la des-humanización no es un reflejo del desinterés y el desapego?... La cuestión fracasó, mi interlocutor se aferró a su bastión de que simplemente eran mejores tiempos y era evidencia suficiente.

Regresando a mi tema inicial; la costumbre del interés en la vida ajena en aspectos que rayan la invasión a la privacidad, individualidad y dignidad, ha sido tan normalizado que pareciera ya ser un enemigo invisible para las mujeres. Que la familia pregunte <¿como estas?, ¿ya comiste?, ¿tu salud que tal?>, de acuerdo, es sano, confortante y reafirma la seguridad en la familia. Respecto a los hijos no existentes, ya es otro decir, partiendo desde los dos principios que hacen que esta cuestión se vaya de boca tan pronto se externa:

1- ¿La persona que lo dice, va solucionar una negativa?, ¿o como su interés aporta en algo a quién es cuestionado?.

2- ¿Antes de tocar el tema, se consideró que la cuestionada podría no querer hablar de ello?. Hay tantas preguntas incómodas que pudieron hacer y que por respeto no hacen, ¿porque no entran estos temas de los hijos en ese rango?.

Las mujeres, desde mi perspectiva ajena a ellas, son bombardeadas de estas cuestiones desde mucho antes de ser los blancos a los que tiran estos dardos.

¿Cuantas hermanas, tías, amigas, vecinas, etc, no fueron tratadas igual mientras crecías, amiga que quizás leas esto?, ¿cuantas descaradas charlas a espaldas de una afectada, no escuchaste a lo largo de tu vidas, y eran "solo el tema en turno", y es más, hasta participaste?, ¿y que tal los medios y los agentes externos?, telenovelas, libros, películas e internet llenando de una imagen unilateral las cabezas de las no madres. Vaya que hasta he sabido por las afectadas, de la falta de tacto de sus médicos recordando puntualmente que "el tiempo corre para tener familia, dese prisa"

En el paso de niñas a adultas, las mujeres ya traen casi seguro ese "programa", ser madre es parte de la vida, es bueno, aplicate en ello. Y entonces, el daño puede ser tan grande que no solo los alfileres del morbo ajeno caen sobre la mujer cuestionada, si no que ahora ELLA MISMA, podría atormentarse sola, repasando una y otra vez su condición de "mujer incompleta". Una carga mal entendida, sobre valorada y CRUEL. 

La realidad que NADIE les inculcó, mujer.

Como padre, entiendo la parte mágica de que un hijo llegue a cambiar tu vida, pero también, esa llegada, revela la situación romantizada e intencionalmente distorsionada que se les "vende" a las mujeres hace generaciones; si se compara con mujeres o parejas que buscan o buscaban tener hijos de forma biológica.

Para empezar, es más parecido a ganar la lotería. ¿Cuántos factores necesitas que se alineen para ganar el gran premio de un sorteo?, ¿un sorteo activo,disponibilidad de boletos, tener el número deseado, que el número sea el elegido, que no haya errores, que nada suceda que impida recolectar el premio al final (de obtenerlo)?.  Aplicarlo a la realidad y al tema es igual: Una pareja en condiciones óptimas, tomar su oportunidad, esperar a que el azar  juegue a favor y que todo marche en orden. Solo hace falta que uno de esos factores falle o la suerte no sonría por ahora, y eso no es tu culpa mujer, puedes ser un factor, sí (igualmente el hombre), pero no significa que esté ni remotamente en tus manos el decidir si un bebé aparecerá en tu vientre aun cuando juegues bien todas las cartas.

 

 
 
El veneno en las palabras duele, pero no mata. Respira, mujer, que lamentablemente la mala costumbre de ser agredidas con este morbo no cambie de la noche a la mañana, pero puedes empezar por establecer límites a quién lo haga o intente. A ti quizás te duela y hasta te genere alguna discusión inútil, pero con el tiempo, quizás, tu pequeña batalla impida que a futuras mujeres, justamente en tú núcleo familiar/amistoso, les suceda también. Se necesita romper esa normalización enferma y tóxica.

Generen comunidad, o busquen las que ya existan y apóyense de forma solidaria, mujeres. La unión hace la fuerza y los movimientos de igualdad, respeto y no violencia no solo deben quedarse en manifestaciones. Son muchas y entre todas pueden emprender ideológica, institucional y culturalmente un cambio. Este tema del respeto a la dignidad y privacidad de decisión a la maternidad no debería quedar exento, pues YA existen las victimas de esta corriente innecesaria de pensamiento que viven en angustia, auto desprecio o depresión, etc., y es un cambio de fondo social. Mientras más lo prediquen, más pronto cambiará el mundo.  

Finalmente, mujer; da vida, pero no necesariamente a un ser humano. Crea, expresa, ayuda, innova, desarrolla nuevos gustos, cambia el mundo para bien como te plazca. Desde mi punto de vista de hombre, veo que seguro encontrarás miles de mujeres afines, ¿las ves tú?, no estas sola ni necesitas ser alienada si lo que quieres que crezca en tu vientre es mariposas de emoción.

 

Feliz mes de las madres, hayan dado nacimiento a sus hijos, a sus metas o a sus sueños. 

Gracias por leerme.

Bytes.