jueves, 27 de octubre de 2022

Retrospectiva... "Sé fuerte y fiel contigo"

 

Partamos de nuestro último recuento; concluías una retrospectiva, mientras seguías en una mesa, acariciando tus sienes alzando tu rostro y suspirabas con resignación.

Seguro pensabas que fue un gran año, a pesar de las pruebas en curso y que dejabas atrás lo resuelto, para dar paso a los nuevos retos. Todo se complicará pronto, lo sabías y solo podías intentar prepararte.

El adjetivo perfecto es fortaleza, tus últimos 365 días se reducen a eso.

Se requirió al poder desafiar una vez mas los prejuicios; siempre duelen, pero sabemos que jamas volverán a ser importantes. Había mucho en juego, una persona, quizás la segunda más importante; no más no menos. Elegiste ser quién fuera señalado día tras día; fortaleza requirió pagar el precio de conversar con ella como nadie más lo había hecho, en su idioma y bajos sus términos. Fuiste el primero en entender sus ideas e impulsarla a ejecutarlas con sus manos, la acompañaste en el desánimo y con el ejemplo la motivaste a interesarse de nuevo en sus metas sin satisfacciones inmediatas.      

Se necesitaba para dividirte un año más en tantos aspectos simultáneos, claro que con temor a fallar; pero decidido a no darte por vencido. Se necesitaba ser mucho más y te dedicaste a cumplir con ese propósito. No había cansancio, no había egoísmo, no había dudas; estuviste al pie de la línea en cada flanco, no dejaste a nadie sin tu apoyo y nadie puede decir que no estuviste viendo por el bien común.

Inmensa falta hizo, el día que la viste a los ojos y le explicaste que tardarían en encontrarse nuevamente. Empezó uno de los mayores retos que has encarado y te fuiste sin rencores y con entereza. No era la forma más elegante pero si el momento correcto. Mantener la cabeza fría, el corazón completo y la confianza expuesta con la corriente permanentemente en contra, ha sido duro, desgastante y decepcionante, pero lo supiste llevar en tus manos y convertirlo en tu adversario desafiante, en un impulso, en una oportunidad.

Era el factor para aceptar y trabajar en la paciencia, pero también, para iniciar con los cambios que una nueva rutina representaban. El primer día de tu nueva vida abrió tus ojos a cuán fuerte era la prueba, pero despejó toda cuestión acerca de que sí valió la pena el intento. Estabas listo para los embates, la causa es justa y la verdad está en tus manos, literalmente, en este momento. 

¿Estas feliz ahora?, pregunto en tono burlón y a sabiendas que el sarcasmo se justifica solo. Verdad que te fue sorprendente el giro repentino de salir de una pesadilla, al escenario que se presentaba ante tus ojos. Puedo imaginar tu mueca de sorpresa, esperabas lo peor, ¿y que encontraste?.

¿Quién diría que tu pequeño regimiento se alzaría de la nada?, la batalla mas personal que habrías de librar, es aquella en que más acompañado has estado. Tantas voces, tanto aprecio y tanta confianza manteniéndote en pie. No estabas solo, nunca los has estado y desde cada punto de tu pasado, se reunieron las personas más excepcionales a caminar a tu lado y cuidar tus pasos. El solitario debía permitirse acompañar, no sabías cómo, pero aceptaste y el camino se aligeró.

La vida te obligó a tener tiempo y recuperaste tu voz, tus letras y la libertad de expresar tus ideas. Inesperadamente tu sonrisa y energía regresó, te sentías más vivo.

Te veo divertirte y sorprenderte con el poco espacio que las circunstancias dejan libres entre tu cabeza y tu corazón. Nuevas personas, nuevas perspectivas, nuevas aventuras y mucho que aprender. Otras voces, ideas y abrazos han llegado y como nunca estas siendo protegido. Te ha costado dejarte querer y apreciar, bajar la guardia y fluir en los inciertos; encontrar esa parte de ti que negabas tanto, solo yo entiendo el porqué. Es oportuno decirte que te extrañaba y me alegra verte despierto, hablador, bobo y sonriente. Eres tú de nuevo, no permitamos que eso cambie otra vez.

Este año confirmaste tus aciertos, reafirmaste tu confianza, te arrojaste a la libertad y tus batallas no son en beneficio propio. Tus manos se han afianzado de los lazos que sin querer cultivaste y mas personas increíbles llegaron a ti a desarrollarte en aspectos que no esperabas, viene cosas geniales, no puedo evitar sentir tu emoción. ¡Diviértete!, respira y no te detengas; yo confío en ti.

 -H.C.       

     

  

martes, 25 de octubre de 2022

Esto es lo que soy...

¿Dónde estuviste toda mi vida?, decía alguna vez, alguien; en la emoción de compartir su pensar acerca de lo que en su mente pasaba, al conocer a una persona que le parecía destacablemente accesible a recibir sus palabras, abierta a no juzgar sus espontaneidades, sus ideas mas concienzudas o sus mas punzantes temores o alegrías.
 
       Ese alguien, se sentía sorprendido de que un semejante se posicionara en un nivel de igualdad en el que no había protagonismos ni falso interés. "Cuánta suerte", recuerdo que usó como etiqueta al fortuito evento, en cierto punto de la conversación.
 
        Hoy quiero exponer al ojo crítico a todo aquel presunto suertudo, que se permitió mostrar su personalidad más honesta, en la debatible pero positiva, presencia de la audiencia adecuada. Bienvenidos al baile de las apariencias, el mejor de todos; ese baile en que todas las caretas caen por una alegre mueca de sorpresa.        
 

Encarcelado en la timidez
 
      Las apariencias, caretas sociales, jugar un personaje entre los que nos rodean; son efecto de nuestra capacidad de adaptación y engloban las reglas bajo las que usaremos o no, una serie de habilidades y grado de seriedad en el comportamiento a mostrar. Vaya, que tú como hijo, no eres igual que como estudiante, ni como empleado o como amigo.

Nos fragmentamos con tanta normalidad que no lo percibimos siempre; esto propicia el abrazar dinámicamente una personalidad adecuada al momento, pero quizás, esta dinámica es poco amigable con nuestra verdadera esencia. Por puñados de timidez en ocasiones vamos sepultando lo que somos, por "convivir" con los demás.

Así de pronto, ya no querías salir a reír a carcajadas de las tonterías de tus amigos, porque ese giro a la rutina, fue normalizado a una causa justificante de inseguridades, reproches, sobre protección e incertidumbres.
 
¿Que tal con tu trabajo?, ese de horarios incomprensibles que tantas críticas y presión en pos de que abandones a generado. Ese que te da una gran satisfacción, pero que no llena el gusto ajeno, o en otro contexto; ese trabajo que no puedes lanzarte a buscar, porque la voz del pueblo dicta que no corresponde a tu género, a las costumbres arraigadas, a la dinámica familiar o a que sea necesario que te desarrolles en una profesión, según los detractores.
 
Las risas estruendosas y la antipatía por convicción, ese comodisímo pantalón gastado y el detallado estilo con el que robas las miradas elegantemente, suelen ser también campos de tiro abiertos al público, y entre el público mas de una vez hay alguien que apreciamos y que queremos evitar el desgaste de tolerar.
 
Voces muy cercanas, frecuentes y queridas, hacen de estos escenarios un atropello de muchos de los mejores aspectos que podemos aportar como personas al mundo; entonces, mejor callamos, mejor no hacemos, mejor no somos.



Si no somos normales, seamos raros juntos

       A nadie sorprendería que se considere "normal" no defender, mientras flagrantemente ocultamos lo que somos, para que los demás puedan sentirse a su gusto sin fricciones, como dije antes, evitándoles la tarea de tolerar. Al "llevar la fiesta en paz", también caemos en el abismo de no tolerar en nosotros los aspectos que los demás no abrazan; vaya golpe a la autoestima el momento en que uno mismo empieza a juzgarse en las críticas ajenas y se cuestiona "¿porque soy así?", "No me gusta este aspecto de mí [por dar pie a la crítica]".

Y aquí es donde empiezo yo a racionar en el azar,  ¿Acaso si es suerte, lo que se avecina?.

Coincidentemente, una/un desconocid@, incluso grupos completos de personas, de la nada se presenta ante nosotros y en la casualidad, fluyen trivialidades con la mera intención de romper el silencio incómodo. Si se prestan las condiciones, se avanza hasta el punto en que lo irrelevante se alza gritando por atención, abriendo pista a la curiosidad. La magia sucede entonces, mientras de nuestra boca salen los tesoros sepultados en la timidez. 

Con duda pero sin tropiezos, el foro se entera de tu esencia desnuda: "me gusta hacer casas para hormigas en situación de calle", "mi bebida favorita es vinagre con cebollas", "Todo lo que trato de reparar termina peor, pero me hace feliz", entre otras improbabilidades. Como si un gran juego de ping pong sucediera, todo vaya aún mejor y nuestros interlocutores dirán sus perlas culposas y en la diversidad, la verdadera apertura y la sincera tolerancia, de pronto nos damos cuenta que anularnos socialmente, tiene algo muy sombrío y egoísta detrás de cada prejuicio de otros, y que la línea entre "permitirnos" ceder y "permitirles" juzgar, es convenientemente flexible para quién diga la primer opinión y rígida en exceso para quién busque detener ese tren.

Entonces el punto no es "llevar la fiesta en paz", solo encontrar a las personas que de forma, nada sorpresiva, estaban igual de segmentadas como uno mismo, y que tenían lo que parecíamos no encontrar ni necesitar: fidelidad a si mismos, tanta, que sean capaces de abrazar la fidelidad que nosotros nos podemos dar para siempre ser quienes en verdad somos, sin caretas, sin miedos.










 

 Te regalo estas flores marchitas

         Decía Charles Baudelaire en Las flores del mal, " yo soy un viejo gabinete lleno de rosas marchitas"; siento que es una buena descripción que engloba a todas las personas (además de "todos somos niños heridos"). Todas las peculiaridades ocultas y medio oxidadas con las que nos sentimos no estar listos para el mundo. 

¿Cuál es la lógica?, ¿porque esta separación innecesaria de quiénes nos aprecian pero a la vez nos detienen en el impulso, mientras quién se quiere dejar sorprender en realidad, de ver nuestra capacidad de llegar lejos, está perdido en el recóndito mundo?. Por mucho que lo pienso, solo encuentro líneas apuntando a cuán común es ver como se nos enseña desde la niñez a distinguir, a rechazar y buscar la aceptación... buscar. Ahora suena más fuerte la palabra, ¿no?. La lección que se aprende del despropósito de buscar y ser alienado de la "normalidad", es presenciar la gran suerte de ser encontrado por la aceptación. Sí, resultó que no esta perdido el nicho en que se te aprecia, te esta buscando a ti y la llave es dejarte alcanzar.

 

Que la suerte nos llegue, nos sonría y nos acompañe... acompañe ¡bien!, en las mejores de las aventuras, como un impulso y no un contrapeso. Seamos felices a sabiendas que somos interesantes también, por nuestras flores marchitas.

 

 

Gracias por leerme

¡Bytes!     




miércoles, 5 de octubre de 2022

De la fragilidad al poder incontenible

 

Si no eres una persona tímida, callada, pesimista, dubitativa, indeterminada, con tendencia a ceder o anularse por completo por evitar el mínimo dirimir de ideas, mucho más un posible conflicto; seguro conoces a alguna.

    Y no falta ser de uno de esos nichos para identificarte con ellos; una combinación de realidad y coincidencia pueden causar que la persona mas confiada aprenda que el mundo no siempre es positivo y caiga en la incertidumbre e inseguridad.

No escarbaré desentrañando las raíces de las razones, varias, que arrastran a la gente a sentirse poco determinada; sería un ejercicio tan extenso como inútil, pero si quiero caminar a la luz roja que me ha llamado la atención, acerca de como una suerte de elementos pueden despertar una voluntad indoblegable, en estas personalidades lejos de ser arrolladoras.

 

 

Partiendo de la estática

      A todos nos ha pasado hacer esa pequeña reflexión tortuosa de ¿qué hecho de mi vida?, ¿ya alcance el éxito más grande que he de alcanzar?; posteriormente se empieza la lluvia de ideas, las ideas son invadidas por expectativa, la expectativa se atenúa en el realismo y entonces, se filtran los que tienen voluntad, recursos o poca prudencia. Ellos dan un paso adelante y al cobijo de capacidad y suerte les va bien o mal persiguiendo un objetivo.

Por otra parte, están los que no se sienten capaces, no cuentan con los recursos o pecan de ser muy cautos para arriesgar, justificadamente o no, el costo de alcanzar la meta.

Ambos empiezan de la nada, de la inmovilidad, de la estática. Unos iniciaron la carrera y otros solo quedan de pie mientras se miran confundidos y temerosos.

Aquí es donde colocaré mi tercer filtro: aquellos que si se lanzaron a la aventura, pero fracasaron de forma impactante; el nivel de impacto que intimida y te convence de que no debes volver a tratar.

Así, mi estimado lector, obtengo mis personajes a desarrollar; el grupo de temerosos con asustados, a los cuales la lógica no les hará por lo pronto, decidirse a dar ese gran paso en búsqueda de ese "algo" anhelado.


No todos los caminos parecen ir a la salida

       El primer gran problema es la incertidumbre del destino que se alcanzará del otro extremo del esfuerzo requerido, y para ser justo, no solo hablo de trivialidades como "encontrar el amor de la vida", "ser popular", "verme acorde y destacado a lo socialmente deseable y aceptado"; porque hay metas que se pierden por temor e indecisión, pero justificado y de riesgo económico, social, emocional o físico considerable.


En algún lugar del mundo hay una familia que se siente ignorada, mientras un familiar ha desaparecido días, semanas, meses antes. Solo se les ha ofrecido permanecer en calma y esperar lo mejor. Su estado emocional decae en la espera, no hay paz, no hay descanso, no hay consuelo. Salir a las calles y convocar gente afín a su tragedia les cuesta sus ingresos monetarios, un desgaste físico, un riesgo a su integridad. Esto no garantiza que serán escuchadas sus  demandas, que su voz llegará a su ser perdido o que el resto de la gente empatice con su causa. ¿Deben arriesgar lo poco o mucho que tienen y son?.


Un miembro de una pareja, no hace falta determinar el sexo, siendo justos; considera separarse, huir de la unión que le ha costado agresiones físicas y chantajes emocionales, pero el riesgo de la ejecución es lidiar con un peligroso embate de la otra parte cegada por la ira en inestabilidad emocional  y alienación injusta para con sus hijos. Impacto económico, desgaste mental, burocracia y abuso de la ley es como poco con lo que tendrá que enfrentarse tan solo por buscar un acuerdo equitativo que lo acerque a los menores... Es fácil saber la decisión correcta, pero, soportar el precio de la ejecución ¿lo es?.


Tal vez de quién hablo, sea una persona que unilateralmente es el único soporte económico de una familia humilde, que quizás monetariamente carente. A esta persona se le presenta una aparente gran oportunidad de alcanzar la estabilidad económica, pero a riesgo de poner en juego lo poco que poseen y tienen ahorrado, todo apunta a un éxito y ciertamente es poco probable que pueda fallar, pero, ¿vale el techo y el pan, de cada cabeza que depende de él?.

Estos son pocos ejemplos de quiénes necesitan un salto de fe, a precio alto y que de caer, lo harán estrepitosamente y con consecuencias nada agradables. El temor es entendible y la fortaleza necesaria es mucha. Tomar la oportunidad requiere solo un instante de iluminación, la sonrisa de la verdadera suerte.


Sorpresa, sorpresa

    Están en contraparte, aquellos que sus dudas están más aterrizadas a una circunstancialidad controlada. Personas que no saben si emprender un negocio de bajo riesgo, raparse su cabeza, pintarse el cabello multitonos o comprar un coche.

Es curioso como estas personas parecen predominar de un par de generaciones atrás. Es entendible que decender de (bis/tatara...)abuelos de ciertas épocas, generó padres temerosos religiosamente, prejuiciosos a la libertad de expresión artística, sexual e ideológica que hoy están tan avanzadas. Entiendo que quizás los abuelos de hoy y algunos padres carezcan de autoaprobación. Lo que llamo curioso, es el facto de que no parece haberse roto ese patrón de requerir la validación e impulso ajeno; al contrario, las tribus urbanas e internet parecen haber afianzado más la necesidad de aprobación de nuestras acciones por terceros, por encima de aprovechar la incontable e inmediata información con que contamos para ser suficientes de hacer una comparación, analizar y decidir de forma autónoma.

Una persona incapaz de tomar sus decisiones, se dejará manipular y errará sin responsabilidad, incluso culpando a los demás por las malas elecciones que su incapacidad de ser dueño de su accionar.


Entonces solo deseo que aquellos que necesitan dar el salto de fe, por su paz y bienestar; logren encontrar la ventana de oportunidad. No están solos, en verdad quiero creer que así es. También, espero que si de tus manos depende inculcar o trabajar para ti la aprobación personal de tus actos, le hagas el favor al mundo, y a ti, de poner manos a la obra. Hacen falta personas responsables y seguras que hagan el cambio.


Gracias por leerme.


Bytes.