jueves, 24 de junio de 2021

¿Aprendimos algo, de aprender desde casa?

 

    Inician las vacaciones, ha pasado un período escolar mas del atípico encierro que nos orilló a tomar el "C-Virus" y que ha puesto, tanto a prueba como en jaque, la agilidad y eficiencia del gobierno, y las instituciones privadas/públicas educativas a la hora de tener que sacar de sus mangas, una alternativa funcional que no requiriera exponerse presencialmente en un aula.

Ya en su momento, expuse algunos puntos de porque era partidario del sistema público educativo "aprende en casa", aquí: ¿Mamá, hoy aprendí?.
Puedo decir que mi opinión sigue igual al respecto. Un sistema con muchos altibajos y bastantes áreas de mejora; pero una oportunidad única para aquellos que han sido relegados de aprender por no contar, ya no digo con tecnología... ni siquiera maestros o algo cercano a un aula. Si con suerte se cuenta con una TV, ya solo faltan las ganas y poquitito más. Afortunadamente, muy al margen de la edad y el dinero.

Ya concluyen los ciclos escolares, pienso que es buen momento de tomar un segundo y recapitular. ¿Que se puede aprender del ciclo que se va?.


No hay lugar como el hogar

    Puede ser chocante para aquellos que no puedan estar trabajando en conjunto con sus hijos, debido a sus responsabilidades fuera de casa; lo entiendo y es imposible que el mundo se enclaustre al 100%. PERO lo más importante que se puede aprender, escolar y empresarialmente, es a permitir una mayor interacción de las familias. Es ofensivo cuán descarado ha sido el desdén por la vida de las personas desde un punto de vista laboral e institucional. Quedó más que en evidencia que el modelo de trabajo en casa, tele-trabajo y modelo híbrido de trabajo, son posibles en demasiados casos. Los estudiantes encerrados en la escuela o dicha institución siendo, malamente, utilizada como guardería; era innecesario si se rompía el obsoleto esquema del empleado atado a un lugar de trabajo. Algunas familias pueden estar juntas sin tener que atender el total de una semana laboral/escolar de forma presencial. ¿Solo a mi me parece importante que se busque mantener, al menos parcialmente, esto?.


Sí se puede [aprender en casa]

 Sin mucho que decir al respecto; con esfuerzo, sacrificio y disciplina, los estudiantes lo lograron. Dudo que alguien con un mínimo de interés, no haya aprendido algo, en algún momento.


El tema era educar, no arrastrar el aula.

    Un fallo BRUTAL de MUCHAS escuelas públicas y privadas, fue su incapacidad de adaptarse y tomar ventaja a las plataformas tecnológicas que estaban en sus manos. Se les entregó la llave para una educación flexible, multipresente y abierta técnica, ambiental e interactivamente... y utilizaron todas las ventajas para convertirlas en GRILLETES.

Como un poco de contexto diré que, por tal vez, décadas; instituciones educativas de nivel medio-superior, superior, capacitadores profesionales y fabricantes de tecnología, han utilizado el modelo "en línea" para educar de forma eficiente e incluyente a sus estudiantes. ¿Trabajas?, ¿vives lejos?, ¿solo dispones de las madrugadas o fines de semana?, ¿tu poder adquisitivo no te permite acudir o pagar las clases presenciales?.... ¡Resuelto!, te conectas cuando puedas, a tu ritmo, a costo reducido y solo te aseguras de aprender del material disponible (bajo demanda) y realizar las evaluaciones que corroboren el aprendizaje. En caso de dudas puedes contar con ciertas facilidades, tal vez asesorías remotas en vivo o grupos de estudio... y espero se entienda la idea. ACERCARSE al estudiante, no al revés.

¿Que sucedió?, que la interpretación de [a quién corresponda] respecto a como debían ser las clases en línea de las escuelas, pareció ser de forma muy libre. Tanto que cada escuela y hasta cada maestro, tenía una dinámica distinta de trabajo. La variedad no fue el problema... la interpretación retorcida de una escuela remota, sí que lo fue.  Ejemplos:

"Tengamos clases de horario completo como si fueran presenciales"                  incluso en pre-escolar. Pedir a un niño llenar un asiento a tiempo completo cuando la clase es dictada a través de una pantalla suena mal, pero es peor cuando la experiencia demostraba que las clases podían durar una tercera parte menos y que prácticas como pasar lista o esperar el total de un trabajo frente a la cámara para finalizar la clase, no solo no aportaba nada; impedía "desconectar" del dispositivo al estudiante, a la brevedad, por no utilizar herramientas disponibles por las instituciones, como los buzones de tareas y los muros de mensajes.
Las clases en línea deben ser breves, en pro del aprendizaje y posterior refuerzo; no hay forma de justificar que se deba cumplir con un plazo de reloj solo porque sí.

En algún momento, cuestioné esto a los educadores y la respuesta era "tratamos de mantener la dinámica como si se estuviera en el salón de clases". Me da curiosidad la obstinación a adaptarse o generar una nueva dinámica, ¿no ven que la clase en línea sucede, porque TODO cambió?. 

"Llegaste tarde y sin uniforme", pues si. Las escuelas remotas y en línea estaban hasta el fin del curso, aún con un ojo por acudir a tiempo y la vestimenta adecuada. No es que se pudiera permitir la consulta del material posterior a la clase y se pueda ceder en la rigidez del modelo desde casa, en favor del aprendizaje independiente al ritmo del estudiante, ¿verdad?... o el uniforme, que no se sale de casa, pero tampoco era necesario perdonar a las familias ese gasto adicional, a la vista de ciertas instituciones.

Soy afín a la disciplina con fundamentos, pero no encuentro una buena razón que explique el porque los videos triviales siempre están disponibles en línea, pero no la clase de la mañana que se pudo guardar con solo un click y la buena intención. Tampoco se como beneficia mas el uso de un uniforme por sobre la educación de un código de vestimenta adecuado y cómodo, para las actividades en línea.

"Enciende tu cámara", de los mayores sin sentidos que se normalizaron en pro de avanzar en las clases en línea sin cuestionar mucho. Tergiversando más el entendimiento de que la clase en línea, parezca presencial; los estudiantes tienen la cámara encendida mayormente y la apagan selectivamente. ¿Nadie se ha percatado que el interior de los domicilios particulares, NO SON ESPACIOS PÚBLICOS?.

Solo por hacer mas grande el problema, les aseguro que muy probablemente sus hijos son grabados y fotografiados, e incluso se solicitan fotografías para las plataformas de buzón, como requisitos para ciertas tareas de los estudiantes... ¿Les compartieron el aviso de privacidad respecto al manejo de esa información?, ¿saben que medidas de seguridad hay para que sus hijos no acaben siendo expuestos en internet?. Suena inocente, pero no se puede justificar la captura constante de imágenes del estudiante, menos siendo menores de edad y sin conocer las políticas de seguridad o ausencia de ellas respecto a su identidad y material recopilado.


¿Y la agilidad?

    Con las limitaciones de tránsito y cierre de espacios, todos los que lograron trabajar desde casa (y los que no), debieron adaptarse en tiempo récord al nuevo modelo de actividad que vivirían. "Ser ágil" es algo que sonó mucho, aconsejando a todos a realizar los cambios de ideología y accionar, que hicieran falta para fluir y desaparecer por los efectos de la pandemia a nivel social-económico.

 Esperemos los responsables de adecuar el programa de las distintas instituciones, sea capaz de ENTENDER que el mundo cambió. Que el tiempo y la tecnología se deben aprovechar y que nada se gana cargando el grillete que representa la dinámica idéntica a la del aula de clases en una normalidad que ya NO ES.



Gracias por leerme.

Bytes!

sábado, 19 de junio de 2021

Necesito que hablemos de padre a hij@



      Primeramente, decidamos que no generalizaré en lo mínimo. Esta historia es mía y la he vivido yo, así que esta fuera de la carpeta considerar si fue como a "muchos", o "a otros les ha pasado". Si me escucho trillado es porque así de simplón soy y no por intencionalmente querer caer en el cliché.

Es curioso que algo tan normal y fundamentalmente bueno; fuera tan atemorizante para mi como primer reacción al escuchar que habías aparecido en mi vida. Tu madre, por derecho, tuvo la primicia y a bien buscó la manera más genuina de compartirme la buena nueva. Eso no impidió que mi reacción fuera tan obtusa como chocante.

El temor no solo fue ensordecedor y preocupante momentáneamente, para nada. Al pasar de los días acrecentaba el estrés por tratar de estar listo, para un evento que no permite estarlo.

 


 

 

 

 

 

 

La espera.

    Mérito a quién lo merece. La paternidad es muy ligera si consideramos los cuidados, efectos desafiantes en todos los ámbitos y proceso de concepción con el que tu madre debió salir avante ante muchos, muchos retos.
La pequeña lucha de tu padre era y de cierto modo sigue siendo, interior. Tu viejo jamás ha sabido mantener a raya su ansiedad y bajar algunas líneas a la auto expectativa le cuesta aún más trabajo.
 
Contar los días desesperado por querer ir al menos conociendote un poquito más. Eterno era llegar a ver la siguiente "manchita" en el ultrasonido, después ver que tan complejas eran tus facciones y que estuvieras bien, porque los sustos no nos los negaste, ¡enterate!. El otro lado de la moneda, es el gran miedo a poder cumplir, al menos con un mínimo de aceptación, como principal apoyo de tu madre, pero también con mantener en balance esos temas que los adultos debemos malabarear y que espero, logremos darte un buen ejemplo acerca de como el tiempo, las responsabilidades y el dinero, se pueden encaminar a solo buenos propósitos. Era una etapa en la que yo buscaba encontrarme como individuo, pues tu existencia, era un parte aguas en mi rutina, que no requería tener una estructura muy clara y eso no debía seguir así, también era necesario definir mi rol en tu árbol familiar, pues no es un secreto que mis causas normalmente me han llevado a lugares y personas fuera de un circulo tan apegado, y si bien eso me ha enseñado TANTO, ahora mi prioridad era poder estar en donde debo.
Esos días me carcomía la materia gris cuestionando mi madurez y mis impetús, mi capacidad para encaminarte, mi percepción de lo que es correcto, mi fuerza de voluntad y mi resiliencia emocional. Si como individuo independiente, pensaba que siempre estamos a prueba en el mundo, ahora ya estaba más que seguro de ello. El miedo a fallar era mi pan y agua de cada día, pero sorprenderme de cada muestra de tu vida, en la forma que fuere; un sonido, una imagen borrosa, una patada en la barriga de tu madre, me mantenía completo.










Cambiando los roles.

    Solo segundos bastan para entender que no hay reglas a seguir, lo poco o mucho que se intentara estar preparado son más un soporte emocional que una guía práctica y que el juego se llama "Resuelvo, después existo". Tomaste con tu manita apenas un dedo de la mía, y ese fue el principio del acuerdo no dicho en el que tu te dedicabas a enseñarme y yo a aprender.

El miedo a la inmadurez y la incapacidad, cambió. Ahora, la preocupación se cimienta en una responsabilidad real, de abrazar esa vida y aprender a cuidarla con la mía.

La paternidad en pocas palabras eso parece ser; un ir y volver de solicitudes que debo resolver de la forma más eficiente y congruente posible, y que los errores, humanos al fin, no me impactan a mi, por lo que debo ser cauteloso. Aún cuando también soy un hijo, no logro imaginar la dificultad de trabajar día a día en enseñarme a observar tus necesidades, a analizar la solución y anticipar los efectos de cada intento. Desde tu lenguaje con apenas lo más básico de la motricidad humana, sonidos ininteligibles y llantos, hasta ahora que expresas de forma muy vocal tus frustraciones cuando no logramos encontrar la manera correcta; mi propósito y motor siempre ha sido mayor a mi mismo. Se trata de ti, de entregarte las herramientas que me has enseñado a elaborar y que te ayuden a abrir camino por tu cuenta. Práctica y error motivada por el amor, y curiosamente ese amor, es el que a veces complica las decisiones, mandando mensajes como ¿y si le ayudo para que no se complique? y ¡Espera, permite que lo resuelva, pues sabes que puede hacerlo!. Como tu padre, las decisiones deben ser las correctas y eso no siempre me dejará en un buen lugar de tu gracia.




 

 








La carrera contra el tiempo.

    No importa cuanto me esfuerce por aprender de ti a enseñarte todo lo necesario para que tu existencia sea un desafío moderado; la vida además de incierta es limitada, y en el mejor de los casos, yo no estaré a tu lado en todo tu camino. Quiero ver lo más posible cuán lejos llegas y sorprenderme de cada vez que marques la diferencia.

Estoy orgulloso de ti, feliz de entregar lo poco que pueda a tu causa y afortunado de hacer de ti mi refugio y mi descanso. La aventura más grande de mi vida.

No es que se deba celebrar el día del padre, no es un logro adecuado; pero no está de más, celebrar la dicha y la suerte de serlo.


H.C.

martes, 1 de junio de 2021

"Si tengo 10 minutos y los quieres, son tuyos".

 

Ilustado por iconicbestiary

     Siendo un técnico en sistemas, cuya atención se debe dividir en una serie de elementos simultáneos, con el propósito de alcanzar un objetivo... o impedir que se alcance, según sea el caso. Aprecio y admiro la habilidad de las personas "multi-tareas" en varios niveles. Una capacidad digna de elogios y ensalzado... pero no está vez, simplemente hoy no.

De nuevo, utilizando la experiencia propia como ejemplo; sin duda se requiere talento e interés (mucho interés), para mantener atento al niño en la clase en línea (Era CoVid19), mientras las mascotas buscan comer algo a la vez que ladran porque algún servidor público tuvo a bien entregar el correo de la casa. Todo en tiempo récord, pues los compromisos laborales no son condescendientes para todos, y el bombardeo de un día de trabajo mas, inicia. Enajenado del resto de las situaciones cotidianas que podamos estar viviendo, lanza llamadas urgentes, reuniones no programadas, correos y correos prioritarios, mas una pizca de consulta técnica para algún compañero.

Son momentos del día que habrá quién llame "el temblor", de forma tan simplona, como atinada. Una gran cantidad de prisa, estrés y desorden, bamboleando por doquier; tan solo para retar el dominio que tengamos de la multi-tarea y haciendo desear que termine pronto, mientras el reloj dice que han pasado apenas 12 minutos y que esto se pondrá peor y peor.

 

 

    Y efectivamente, dije que por hoy; eso de ser multi tareas, no era un don, ni algo digno de aplauso. Esto porque mi tema hoy es sepultar el compartir el tiempo, en especifico, el (valioso y anhelado) tiempo libre. El dividir la atención y el esfuerzo con desinterés, sin propósito ni responsabilidad que lo justifiquen.


La limitación humana.

    Absolutamente todo tiene un precio. Intentar resolver todo a la vez no es una excepción; ya que, aún resolviendo de forma aceptable las innumerables tareas que se abalanzaron sobre tu yugular; como menos, te has desgastado física y/o mentalmente.
También, siendo honestos. Hacer de todo a la vez, significa que la atención y el esfuerzo se dividieron, y al final del día, resultó que se hizo mucho con lo menos posible, al no poder dedicar y comprometer el 100% a una sola labor.

Habla muy bien del eficiente humano que logra estos resultados, ¿que tal habla de los demás humanos que lo rodean y también pedían su atención?.


La mirada perdida.

    Seguro han visto un escenario similar. Un adulto se hace acompañar de un niño (pues, lamentablemente, no puedo decir que fuera lo contrario), de pronto, encuentran el lugar perfecto para detenerse y el adulto se pierde en la pantalla de un dispositivo móvil. Esto lleva a una situación que dura DEMASIADO y entonces no se puede negar la obviedad de la mirada perdida. Tanto del adulto perdido en un sinfín de posibilidades obtusas, incapaz de detenerse y despegarse del ladrón de su atención; como de la mirada perdida del niño, que si bien, no estará igualmente en una pantalla que haga de niñera cibernética, tristemente estará buscando la nada, resignado de que dediquen unos momentos SOLO a él.

Está normalizado y a nadie asusta la adicción a los dispositivos y a las redes sociales. Si como sociedad, normalizamos el alcoholismo y la drogadicción en muchos casos y solo compadecemos a sus familias, ¿porque no compadecer a la pareja que sentados en la misma banca, son apartados por una pantalla? (puntos extras cuando solo uno tiene un dispositivo y de remate, está presumiendo en redes sociales la cita en curso), ¿que tal un niño esperando un abrazo y solo obtiene un placebo que permita textear y navegar?. No faltará aquel que haya conseguido una respuesta áspera por haber interrumpido la experiencia "de vida" de su interlocutor, mientras leía como es el mundo según sus cientos de amigos que jamás ha conocido en persona y que han dejado horas y horas de banalidades en las cuales hundirse y olvidar la realidad.

 

Rompiendo las reglas

    Una de las máximas con las que me rijo en el día a día; es no hacer preguntas innecesarias; o al menos, no sin agregar la mención de que es retórica y de facto, que no espero una respuesta.

Esta vez me permitiré, torpemente, pero con un fin; pasar por alto la lógica y la obviedad; tan solo para sacar de mi cabeza y externar eso que quisiera tal vez hablarlo, pero requieren un destinatario adecuado.

¿Porqué es tan difícil soltar el teléfono o el dispositivo de entretenimiento ocioso por si quiera, digamos, 10 minutos?, ¿porqué pareciera necesario que la pantalla sea el elemento constante y divisor en conversaciones e interacciones con otras personas, incluso las MUY cercanas?.

Aquellos que viven inmersos en un mundo tan virtual como falso, el de las redes sociales, ¿tienen lapsos de lucidez en los que se den cuenta del problema?, de ser afirmativo, ¿cuanto duran y porque pareciera que eventualmente deciden ignorar la situación?.

A los ebrios y los drogadictos, se les sugiere buscar ayuda.


La ofensiva

    Casi escucho el viento decir, "como sabes que no se está ocupado", "tu has de estar igual", "¿Cómo sabes que solo es ocio?", etc.

Decía una amistad muy estimada, "la biblia se defiende sola", refiriéndose a que un buen creyente de la biblia, no necesita discutir su contenido cuando es puesto en duda por una persona con ideología distinta. Esto aplica para todo, y en este caso, si esté texto cuestiona hábitos en los que se está seguro y hacen mejor la vida de quién los aplica, favor de ignorar tajantemente, digo ¿quién podría salir afectado, no?.

Además, no generalizaré, no todo el mundo es así; pero defiendo que el escenario planteado, no es imposible ni poco común. Dicho esto, prosigo entonces.

La verdad que no es verdad.

         El problema más doloroso, es la negación. Todo vicio oculta una y en peores casos, varias carencias personales. Profundas heridas e indecisiones que se necesitan trabajar, pero la tecnología se utiliza como un catalizador que justifica la indiferencia. Porque parece ser así de simple, solo se necesita ser indiferente.

La indiferencia, por observación, pienso yo que es la forma más eficiente de ocultar nuestros peores demonios.
¿Te sientes deprimido?, ¿tienes pensamientos tóxico?, ¿eres incapáz de aceptarte a tí mismo?, ¿no quieres lidiar con las responsabilidades?, ¿nada te motiva a conseguir una meta por pequeña que sea?, y así consecutivamente... nadie lo notará estando agachado en una pantalla, asumiendo que solo estás "distraído". Peligrosa arma esto de las comunicaciones que "acercan" a la gente.

El otro filo de la navaja, también motiva fuertemente a mantenerse perdido en la irrealidad, y esté es la facilidad de mentir.
No importa como sea la realidad especifica de un individuo; a través de una red social se puede decir feliz, bendecido, estable y afortunado. Lamentablemente, alguien dañado, también puede fingir las mismas situaciones y pasar la vida atento a que otros reaccionen a sus exhibiciones, o de lo contrario, se dedicará a encontrar la manera de llamar la atención. Dedicando energía y recursos a la banalidad e ignorando en el proceso la realidad y las personas en esa realidad.

Entiendo la facilidad y el encanto de abstraerse; más aún cuando se está desmotivado o algo peor.
Entiendo como defender lo indefendible de querer perderse donde nadie cuestione, y también convenientemente, nadie se de cuenta de que el enemigo está oculto a plena vista.

No soy quién para hablar de tiempo libre, pero se valorar ese escaso bien.
Si llego a contar con siquiera 10 minutos míos. 10 minutos en los que las responsabilidades y las premuras se aparten; los compartiré contigo si los quieres. Prometo ignorar la pantalla.

 

 

Gracias por leerme... 

Bytes.