Todos somos niños heridos
En ocasiones, hay quienes está dispuest@s a ceder un poco a fin de convivir con los demás. La persona de la que hablo, encontró una pareja con la cuál estableció algo "estable", pero encaminó dicha relación por el borde de la individualidad. En el afán de no ceder en forma social o alimentar la relación de pareja con unión; él eligió restringir, cuestionar y anularse en las acciones de su pareja. El tiempo de que se asomarán los verdaderos colores de esta persona llegó y entre llanto, drama y desplantes de violencia física, obligó a su pareja a tomar una postura de miedo, confundido de tolerancia, en las que mal que bien, se mantuvieron unidos.
Es demasiado fácil crear una monstruosidad sociópata y narcisista. Aquí, el trasfondo dice que es una persona que solía ser marginado por sus rasgos físicos y sufría algunas burlas recurrentes de su grupo de "amigos". Dependiente, en algunos grados, de la economía y quizás reglas de conducta de sus padres que podrían indicar una clara sobre-protección, prejuicios, realidad tergiversada respecto a la meritocracia, baja autoestima, miedo al fracaso y una tolerancia mínima a la frustración. ¿Ya se ve lo blanco en los ojos de la bestia?
Con el tiempo, se casa e incluso tiene un par de hijos con su pareja. La dinámica familiar anterior no solo no se rompe, si no que se extiende al nuevo núcleo familiar y el árbol de dependencia, pues crece y cubre ahora a la familia política.
El patrón de resolver diferencias no se rompe y el personaje principal de esta historia, sigue reteniendo la unión de su pareja con ladrillos de llanto, amenazas auto flagelantes y declaraciones muy fuertes de dependencia emocional. Con el paso de los años, la liga no soportó más y generó una fragmentación entre ambos.
Me detengo un momento, tras este planteamiento que expone al menos mi limitado conocimiento de esta persona con algunas libertades que lo alejen del ser ubicado en el mundo real. Necesito abrir un paréntesis y decirlo en plural:
Es nuestra culpa social
La falta de criterio, la presión social o la necesidad de pertenecer, entre otros demonios; nos han causado un patrón de generar felicidad artificial en los hijos y hasta en amistades o pareja.
Reconocemos como importante resolverles la vida con menor esfuerzo y darles objetos para llenar nuestras propias carencias emocionales a través del menor, o hasta injustamente, solo por que inundado de objetos y distractores, un hijo te permitirá estar tranquilo en la pantalla de tu teléfono u otras trivialidades.
¿Nadie notó que este niño/adolescente/adulto se frustraba con facilidad y sus reacciones eran en extremo violentas, chantajistas o prejuiciosas?, ¿alguien le prestó atención a su dependiente modo de vida?. ¿Nunca nadie vio a sus amistades o se interesó en los focos rojos que sufrían su pareja e hijos?.
Sí, su familia no fue capaz de verlo, al parecer. Sé que también algún psicoterapeuta le dio un par de sesiones pero ni eso logró detonar en nadie la duda, el sentimiento de riesgo o la intención de contenerle y ayudarle. En su afán de victimes, esta persona negaba necesitar ayuda y todos a su alrededor compraron esa historia.
Resolverle la vida a las personas, permitirles sus desplantes sin límites ni consecuencias, solo genera individuos frustrados en el mundo real, a los que de pronto los demás no les siguen el juego, no ceden a sus ordenes o no se contienen de hacerlo parecer un tonto a la primer oportunidad.
Padres, lo siento, pero sí, es nuestra tarea forjar carácter, autoestima e independencia en los hijos y no solo usarlos para aparentar estatus o proyectar nuestras carencias emocionales sin resolver.
No dejes recuerdos, por favor
Un berrinche, ni siquiera algo importante ni determinante; un vil berrinche, eso fue el último factor que derramo el vaso y apagó una vida.
Hoy una persona concluyó que no valía la pena dejarse sorprender por la vida y que si no tenía lo que quería, como y cuando lo quería; no había nada más por que luchar. No sus hijos, no sus padres, sus hermanos. No hay metas, ni sueños, ni retos.
Hoy una persona decidió irse manchando en el indecible su historia y por ello será recordado en una falacia que no revele su indiferencia y egoísmo para con sus hijos y sus padres. Su recuerdo se amoldará para no lastimar más, pero lamentablemente, también se adecuará de forma, que nadie quiera ver su responsabilidad en el niño herido, que llegó a ser un adulto incapaz de valorar su propia vida, incapaz de luchar por los suyos, incapaz de buscar ayuda.
Nadie logró ver al niño herido, y ahora nadie mas lo verá.
Nos leemos.
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