martes, 29 de noviembre de 2022

1996: Cuando su mano tocó mi hombro

En mis mejores momentos, siempre estará y en mis días más sombríos, recordar su confianza impulsará mi fortaleza.

[Escrito originalmente en el año 2016] 

          "Usted me enseñó que todo, siempre, debía tener una razón; por ello, justifico esta carta en la necesidad creada entre mi nostalgia y mi debilidad, durante uno de los pasajes mas desafiantes de mi vida. No podía ser de otro modo, pues, ¿como rendirle homenaje sin seguir la principal de sus máximas?.

Espero que la memoria sea uno de sus dones en sus nuevas actividades; porque de eso se trata la nostálgica inspiración que me dicta. Recordarle al niño grosero, malicioso e irresponsable. La causa perdida que usted cobijó en sus constantes consejos, paciencia, tiempo. Eso recordé en un momento oscuro y busqué su mano en mi hombro y allí estaba, tal como en ese entonces. No cambió mi mundo al reencontrarla, pero me sentí nuevamente acompañado.

Décadas han pasado desde que me confió la tarea de girar las cosas, y me siento en paz de decir que lo volví mi causa hasta hoy. Ciertamente, me costó mucho esfuerzo y bastantes tropiezos.

'Eres impaciente, impulsivo, desconsiderado y poco informado. Hasta cruel y grosero; pero hay más en ti y quiero que lo encamines bien', fueron sus palabras aquel día en dejé solo de responder y comencé a buscar razones. La consideración y la paciencia me llevaron a conocer muy buenas personas, mas cercanas a mi. Heridas, solitarias, con mucho que decir y esperando a quién les escuchara.

Dejé de levantar mi ímpetu, como sugirió. entre letras y palabras, por fin conseguí la indiferencia y un bajo perfil; bajo como un par de iniciales sin un sentido aparente, que mi nueva misión me exigía.
Como sabrá, al querer sanar; me acerqué más y más a otras personas rotas. Usted sabía lo que vendría. Que pocos apreciarían mis sutiles detalles, mi fría distancia, mi momento de contemplación, escuchar mi versión de la verdad.

Ser el personaje bonachón y la honestidad, me trajeron bastantes roces con imbéciles, que debí manejar con gracia y no con golpes. Aprendí que no todos quieren ayudar, pero si detenerte, y ahí entendí la dimensión de la misión en que me encarriló. La importancia de ser 'un lobo vestido de un lobo peor, que con sarcasmo y burla, detonaban un cambio en el punto fino que se han dado por vencidos los demás.

Muchos, por curiosidad o cariño, han tratado de averiguar como empezó mi historia. Piensan que soy blando, débil y bobo. Veo el trabajo que les cuesta imaginar en donde y en que problemas he estado, ¿cómo más habría de saber cosas tan retorcidas de sus vidas, y sus caminos de regreso?. No logran creer que un día tomé la oportunidad de sentir el dolor de los demás. Ni inmediato ni fácil, pero si lo correcto.

Cambié la acción imprudente por soledad y pensamiento, calma y contención. Porque sí, trabajé (y lo sigo haciendo) en contenerme en la innecesaria confrontación, no dejarme cegar en el dolor. 

Al igual que usted, intento tender mi mano cuando puedo, pero predico que una vez de pie, hay que ser fuerte y caminar como iguales, como individuos capaces. Dejé de aparentar y con ello de depender de la aceptación ajena.
Soy honesto conmigo, siempre. Solo yo, en la vida, me daré ese honor y me tendré esa consideración. 

No me alejo del mundo. Mis historias, mis credos, mis pasiones y fatídicos momentos, son plasmados para llegar a quién lo necesite. Siempre hay alguien que pueda estar más herido, más perdido, más solo que yo.

Que estas breves, ¿breves?, palabras, sean un pequeño homenaje, que me hubiera encantado darle en vida terrenal. Se me adelantó demasiado y yo no estaba listo para ello aún.
En el cielo, espero se entere que dejó un imperfecto 'héroe destellante', haciendo lo poco o mucho que puede. Salvando una vida a la vez, aún cuando no sepa como salvar la propia.

En el cariño perpetuo, le pido que siempre confíe en mi, tutora. En mi afán por corresponder el haberla encontrado nuevamente, en la sensación de su mano en mi hombro, le dedico al menos unas letras." 

 

-El peor estudiante, el incorregible, aquél que no tenía esperanza, H.C.

martes, 22 de noviembre de 2022

El niño herido que eligió huír por siempre

Una oportunidad, por demás breve, es lo que la vida nos permite rondar mundanamente en sus terrenos antes de irnos y con suerte, dejar lo mejor de nosotros. Un legado, mejores personas, algunas sonrisas, volvernos cálidos recuerdos en aquellos que, lo diré con poca humildad, tuvieron la suerte de encontrarnos en sus caminos. Así de valiosos somo, ¿no?. No hace ni un día, lo decía aquí, en este libro digital: todos merecemos que nos pasen cosas buenas. Apenas concluía dicho pensamiento en prosa cuando recibo la noticia de que una persona ha fallecido y sin especificar, necesito sacar de mi cabeza, aunque sea libre a la interpretación, todos los componentes de la fragilidad humana que rondan como cuervos ante esta desafortunada, fría y humillante partida.


Todos somos niños heridos

Enamorado del amor quizás y con una necesidad de realizarse como elemento esencial a la cabeza de una familia; aquél que ya no está, soportaba aparentemente su existencia en cada persona como si de un castillo de naipes se tratara. En una perceptible inmadurez (sé de eso, conozco esos rumbos y no lo negaré), quería mantener a las personas y posiblemente una rutina controlada y poco exigente, en su vida, día a día; aún si esto no significaba que el interactuara en particular con ninguno de estos elementos. La importancia es el tener todo donde se quiere, no donde se debe o se necesita.

En ocasiones, hay quienes está dispuest@s a ceder un poco a fin de convivir con los demás. La persona de la que hablo, encontró una pareja con la cuál estableció algo "estable", pero encaminó dicha relación por el borde de la individualidad. En el afán de no ceder en forma social o alimentar la relación de pareja con unión; él eligió restringir, cuestionar y anularse en las acciones de su pareja. El tiempo de que se asomarán los verdaderos colores de esta persona llegó y entre llanto, drama y desplantes de violencia física, obligó a su pareja a tomar una postura de miedo, confundido de tolerancia, en las que mal que bien, se mantuvieron unidos.

Es demasiado fácil crear una monstruosidad sociópata y narcisista. Aquí, el trasfondo dice que es una persona que solía ser marginado por sus rasgos físicos y sufría algunas burlas recurrentes de su grupo de "amigos". Dependiente, en algunos grados, de la economía y quizás reglas de conducta de sus padres que podrían indicar una clara sobre-protección, prejuicios, realidad tergiversada respecto a la meritocracia, baja autoestima, miedo al fracaso y una tolerancia mínima a la frustración. ¿Ya se ve lo blanco en los ojos de la bestia?

Con el tiempo, se casa e incluso tiene un par de hijos con su pareja. La dinámica familiar anterior no solo no se rompe, si no que se extiende al nuevo núcleo familiar y el árbol de dependencia, pues crece y cubre ahora a la familia política.

El patrón de resolver diferencias no se rompe y el personaje principal de esta historia, sigue reteniendo la unión de su pareja con ladrillos de llanto, amenazas auto flagelantes y declaraciones muy fuertes de dependencia emocional. Con el paso de los años, la liga no soportó más y generó una fragmentación entre ambos.

Me detengo un momento, tras este planteamiento que expone al menos mi limitado conocimiento de esta persona con algunas libertades que lo alejen del ser ubicado en el mundo real. Necesito abrir un paréntesis y decirlo en plural:

Es nuestra culpa social

La falta de criterio, la presión social o la necesidad de pertenecer, entre otros demonios; nos han causado un patrón de generar felicidad artificial en los hijos y hasta en amistades o pareja.

Reconocemos como importante resolverles la vida con menor esfuerzo y darles objetos para llenar nuestras propias carencias emocionales a través del menor, o hasta injustamente, solo por que inundado de objetos y distractores, un hijo te permitirá estar tranquilo en la pantalla de tu teléfono u otras trivialidades.

¿Nadie notó que este niño/adolescente/adulto se frustraba con facilidad y sus reacciones eran en extremo violentas, chantajistas o prejuiciosas?, ¿alguien le prestó atención a su dependiente modo de vida?. ¿Nunca nadie vio a sus amistades o se interesó en los focos rojos que sufrían su pareja e hijos?.    

Sí, su familia no fue capaz de verlo, al parecer. Sé que también algún psicoterapeuta le dio un par de sesiones pero ni eso logró detonar en nadie la duda, el sentimiento de riesgo o la intención de contenerle y ayudarle. En su afán de victimes, esta persona negaba necesitar ayuda y todos a su alrededor compraron esa historia.

Resolverle la vida a las personas, permitirles sus desplantes sin límites ni consecuencias, solo genera individuos frustrados en el mundo real, a los que de pronto los demás no les siguen el juego, no ceden a sus ordenes o no se contienen de hacerlo parecer un tonto a la primer oportunidad.
Padres, lo siento, pero sí, es nuestra tarea forjar carácter, autoestima e independencia en los hijos y no solo usarlos para aparentar estatus o proyectar nuestras carencias emocionales sin resolver.   
 

No dejes recuerdos, por favor

Un berrinche, ni siquiera algo importante ni determinante; un vil berrinche, eso fue el último factor que derramo el vaso y apagó una vida.

Hoy una persona concluyó que no valía la pena dejarse sorprender por la vida y que si no tenía lo que quería, como y cuando lo quería; no había nada más por que luchar. No sus hijos, no sus padres, sus hermanos. No hay metas, ni sueños, ni retos.

Hoy una persona decidió irse manchando en el indecible su historia y por ello será recordado en una falacia que no revele su indiferencia y egoísmo para con sus hijos y sus padres. Su recuerdo se amoldará para no lastimar más, pero lamentablemente, también se adecuará de forma, que nadie quiera ver su responsabilidad en el niño herido, que llegó a ser un adulto incapaz de valorar su propia vida, incapaz de luchar por los suyos, incapaz de buscar ayuda.

Nadie logró ver al niño herido, y ahora nadie mas lo verá.

 

Nos leemos.

Bytes



 

 
 

lunes, 21 de noviembre de 2022

Mereces que te pasen cosas buenas.

Pasados algunos días de un breve pero interesante choque de perspectivas con alguien muy versado en la psicología humana; me permití desenfrascarme de mi opinión inmediata con la cuál intentaba dirimir los argumentos en la mesa imaginaria.

 

Usualmente no me dirijo a expresar nada sin tener información; vaya que he cometido errores al tener datos que después se vieron incompletos o totalmente alterados, pero puedo decir que difícilmente he escudado mi punto en mera suposición, y para este tema en particular, en la indiferencia para quien, (ahora sí) subjetivamente, mi percepción catalogue como objeto de una injusticia. Pero por esta ocasión, después de algunos intentos [oh sí, no es que yo sea tan prudente como para detenerme en el inmediato. Mí culpa, las cosas sean dichas como son] de poder intercalar los detalles que sustentaban mi punto de vista; simplemente permití que mi interlocutor concluyera que tenía una idea, una solución y una indiferencia final que no requerían conocer más a fondo el tema que intenté desarrollar, pues bastó el inconcluso esbozo que apenas y medio dí de apertura.
La falta de desarrollo ni desenlace eran necesarios, la conclusión que se me ofreció por tratar de refutar fue:











"Eres responsable de lo que te pasa"

     La imagen que ven un par de renglones arriba, corresponde al transbordador espacial Challenger, los detalles de la tragedia de está nave son fáciles de encontrar en internet y no es este el foro ideal para tratarlos; pero, quiero tomar el factor humano de dicha tragedia para fortalecer mi perspectiva.

5 personas conformaban la tripulación del transbordador y murieron cuando la nave explotó tras unos instantes de su lanzamiento.

Para simplificar, acorde a lo que intento expresar: personas toman decisiones que implican un cierto riesgo, sucede algo malo y hay consecuencias lamentables. ¿Son responsables de su tragedia?.

Días y días le daba vuelta a este argumento. No me convencía del todo, pero en parte, mi parcialidad quería ver que perdiera fortaleza. Algo en "eres responsable de lo que te pasa", simplemente no estaba bien. Sonaba vacío, conveniente y un tanto despiadado.

Puedo entender que somos responsables de que nuestras decisiones nos expongan a un riesgo de cualquier modo pueda este ser. Ir a trabajar, comer o descansar, suena tan simple que uno no piensa que será atropellado, se intoxicará o un corto circuito en la casa adjunta incendiará tu espacio.

Entonces, ¿eres responsable de lo que te pasa?

    

     
     Empezaré por decir que a mi parecer, mi interlocutor, se quedó en un concepto demasiado rígido; y miren que de ser necio, yo tengo carrera y amplia experiencia. 

Creo que todo se reduce a un tecnicismo, que mi interlocutor quizás uso las palabras mas confiables que tenía a la mano y por ello se abrían tanto a la interpretación culposa y desventajosa de mi parte. Ahora pienso que quizás su idea podría ser decir "eres responsable de las consecuencias de tus acciones", de ser así, ¡claro!, imposible no estar de acuerdo y con ello encasillar a cualquier delincuente, pervertido y oportunista que se gane un mal rato pagando su karma.

Me niego a creer en el valor de "eres responsable de lo que te pasa", porque, ¿como atreverse a usar semejante discurso, cuando ha sido manchado con tantas culpas injustas?. Personas desaparecidas, violadas, agredidas, padres de hijos rehenes y manipulad@s emocionalmente; ¿cual fue su responsabilidad?, ¿encontrarse con la situación y su agresor?. Nos falta empatía, a un grado francamente atemorizante.










El daño, que si es responsabilidad nuestra

      El porqué me importa este tema, es porque personalmente entiendo el camino que debe recorrer aquél a quien se le responsabiliza por lo que "pasa" sin, nuevamente, mostrar empatía y a fondo entender que sucedió que lo llevó a una situación de vulnerabilidad física o emocional.

Por mucho tiempo, observé personas que sufrían pero que podían ser salvadas; lamentablemente se perdían en una gran zona gris. Incapaces de acudir a su familia sin ser juzgados ni oprimidos, menos aún de acercarse a ayuda profesional que se percibe fría, metódica y distante. Cuando se esta perdido, se busca volver a un sitio seguro, pero sin esa conexión, perdido estás y así te quedas. Escuchar sin resolver podría haber hecho el truco en varios casos; pero nadie quería guardar su opinión y solo abrir un poco sus oídos con real interés en el prójimo. Y aclaro, es válido no ser el destinatario correcto de una historia, pero creo poco humano el no ser claro en ello, con quién te va a compartir su sentir; porque alguien te está regalando su confianza, no es poca cosa y lo siento por aquellos que no sepan valorar la importancia de esto.

Así, pues algunas almas se alejan por completo, pero también, esta "responsabilidad" injusta, hace a otros quedarse en las prisiones que la sociedad en ignorancia o desinterés arroja sobre ellos sin mucho detenimiento. Personas valiosas que no logran escapar de sus agresores o sus culpas, porque les han vendido que "ell@s se lo buscaron", "ell@s causaron" y demás joyas del estupor humano que justifican al perpetrador y doble victimizan al afectado.



 



   

 

 

"Mereces que te pasen cosas bonitas"

       No hace mucho, escuchaba la historia de alguien que tenía muchas situaciones difíciles que necesitaba resolver y sanar. En su mayoría, se desencadenaban en el control monetario, desconfianza e incertidumbre que se habían ido plantando y alimentando por años por su agresor, para impedir que esta persona se sintiera suficiente como para valerse por completo por si mism@ sin temor a repercusiones o al fracaso.

Me refleje un poco en su charla. Pensaba en situaciones complicadas que personalmente había pasado y caí en la cuenta de que en un momento así, la duda abruma, no ves clara la salida del túnel. Te tienen de rehén en tu propia cabeza y es simplemente horrendo.

Entendí que de pronto nos ubicamos como los destinatarios correctos de nuestras experiencias en particular, que en otros oídos solo conducían a soluciones innecesarias y prejuicios. Es triste pensar en cuantas personas están en dificultades o depresión esperando a ser simplemente escuchados en este mismo instante. Recordé, "eres responsable de lo que te pasa"; lo cuál negué con la cabeza sin decirlo y le compartí a mi acompañante: "merecemos que nos pasen cosas buenas".


Gracias por leerme.

¡Bytes! -H.C.

viernes, 4 de noviembre de 2022

Vive, conmigo









Hablaba con una amiga de trabajo, en lo que parecía solo una trivial entrega mas de "radio pasillo, informa", acerca de situaciones que se salieron de control por falta de confianza, entre personas en relaciones de pareja en sus variopintas modalidades. 

En especifico, nos enfocamos a coartar la libertad, independencia y diversidad haciendo uso de un recurso que además de ventajoso, pareciera estar demasiado difundido y adoptado. No, para nada eso es una buena señal. Bienvenidos a mi pensar acerca de la "auto anulación personal", pueden empezar a sentirse intranquilos, los que así lo deseen.

Quisiera plantear este tema desde el punto de vista del adolescente enamorado que ve el mundo en tonos apastelados, mientras goza de las mariposas ficticias regodeándose del espacio gratuito que les ha proporcionado en su estómago. El más avíspado puberto seguro cae en las redes del enamoramiento ingenuo y merecidamente se siente libre de buscar defectos en su contraparte y claro, en su relación juvenil. 

Pero, ¿dije "quisiera", acaso?. Nadie esta exento de lidiar con el "monstruo de ojos verdes"; así que con un poco de resignación, no puedo menos que aceptar que no soy adolescente, ni quiero pecar de ingenuo y no voy a ignorar a todos esos semejantes que también fueron [aceptemos] víctimas de este enemigo silencioso al extremo, hasta que te golpea en la nariz... espero, solo de forma figurada.

 


 

 

   






Com-ple-men-tar

     No es tan complicado. Dos personas se conocen, hacen un lazo afectivo y por ello, quieren ir a la par, resolviendo lo que la vida les presente.
Por donde se intente visualizar; es de lo más emocionante, ver como dos identidades con trasfondos, familias, círculos de amistades, rutinas, disciplinas, creencias y gustos, quieren involucrar a la otra persona, de forma que se borre lo más posible la distancia entre "el otro" y "todo lo demás", porque ¿quién no quiere el combo completo?.

Antes de proseguir, dejaré en el beneficio de la duda la existencia de estas parejas que si se complementan indivisiblemente en todos los aspectos mutuos uno del otro; en delante no los considero para mi razonamiento, pero quiero extenderles que no es por discriminar; simplemente en la vida no he visto a nadie así.

Retomando. En el encanto de tener la compañía de esta otra persona que nos hace sentir tan llenos de endorfinas, no siempre tenemos en claro que parte de la emoción de integrarla en cada aspecto de nuestra vida, es justamente que es ajena enormemente a ella. Creemos que es adaptable a nosotros y de hecho es tan común que así sea, que podemos llegar a creer que esta hecha a la medida de los que somos y lo que hacemos. Pero adaptarse, no significa que sea su esencia.

Podemos ceder, fluir, simplemente acompañar. Es sano y válido elegir los negociables y no lidiar con batallas que no representen mas que un desgaste. Hay personas, no yo, lo admito; que son altamente conciliadoras y poca necesidad de imposición y dan la impresión de que se desviven por ser lo que el otro necesita. "¡Que afortunad@!", se podría pensar desde la ignorancia.           

Entonces, el tema es que las personas se anulan para coartar la identidad del otro. Si navegamos hasta este punto de mi planteamiento, compartiendo mutuamente nuestros mundos personales, con gusto y disposición, ¿como que la gente se anula?. 

La clave está en complementar. Somos ajenos a todo lo que hace la vida de nuestra contraparte, antes de nuestra llegada, y viceversa. El valor mas grande y lo que causa interés por nosotros en los demás, es la fuerza disruptiva que causa nuestra particular forma de ser y vivir; no el cuán adaptables y compatibles somos en lo que ya se tiene y mucho menos si somos iguales en la gran parte de los aspectos personales unos del otro. Por cierto, si quieres encontrar a alguien igual que tú, no se... reconsidera, es una sugerencia.  

Se puede ser afín, sin ser igual.











Y ahora, el peor truco de magia

     Hablaba de los celos, como el monstruo shackespeariano de ojos verdes. El enemigo calladito que lamentablemente no es tan expreso en hacerse presente; tan así que pocas personas, imagino, llegan a la vida de otras, recomendándose con un "hola, soy un celos@; te convengo a futuro en tus planes".

Dentro de la relación, pasamos a una etapa de estabilidad en la que de pronto queremos reanudar nuestra independencia, haciendo de forma autónoma actividades que dejamos en nuestra emoción romántica y tener un tiempo con nuestros grupos... sin la pareja. Debería ser entendible y sin dramas, ¿quién diría que no?.

En este tema, las personas con poca autoestima desarrollan una dependencia por su pareja, poco flexible y poco sana también. En un rumbo en que no perciben la asfixia emocional a la otra persona, avanzan firmemente a ir alejándose de todo el conjunto de elementos que los hacen ser ellos mismos.
Alejarse de sus amigos, de sus aprendizajes, de sus proyectos personales, de su espacio en solitario, de su altruismo, comunidad y hasta familia; el celoso "desaparece" para sí. Y se abre el telón.

Mencioné que se podía optar por la intranquilidad antes de desarrollar este tema y la razón es ver los patrones idénticos en quién tuvo que soportar estas circunstancias. ¿Cuándo los celosos tuvieron convención e implementaron estándares?. Porque, ¿como explicar que el discurso de todos ellos es idéntico?.

De pronto, en una victimes artificial, afirman que su vida se detiene por responsabilidad ajena. "Yo no tengo amigos", "no salgo", "no hago planes", "deje de hacer [algo de mi agrado]"...  "por ti". La persona cuya identidad anuló, espera que en culpa, te anules personalmente y caigas en el mismo patrón de encierro en que se encasilló, real o solo de forma oportunista. Este tren se va detener abruptamente porque entre dos personas solo viajaba una autoestima y una independencia.

 


 









Hace falta mas que magia

      Siguiendo con las coincidencias desmotivantes. La persona anulada, ya no tiene nada que perder; o eso piensa. La anulación de por sí es una mentira creída intencionalmente; así que nuevas mentiras, amenazas, chantajes y violencia podrían venir a fortalecer más la enferma dinámica que se ha iniciado.

Hace falta más, mucho más, que magia para que algo mas desparezca de este escenario. O de algún modo las inseguridades personales son trabajadas y resueltas para bien, o una persona más, de pronto querrá deja de ser vista allí, donde ya no puede ser un individuo.

"Vive, conmigo, sorprendido de que lo hagas. Boquiabierto de lo que tu vida ha llegado a ser y en lo increíble que seguro será. Sigue viviendo a tu modo, conmigo a veces cerca y otras no tanto. Yo también vivo por mi cuenta, pero contigo, complementando mi existencia.

No me detengas, porque un muerto en vida, sigue siendo un muerto y ellos no tienen nuevas historias que contar.

No te detengas tu tampoco, porque me faltarán tus versos en el futuro; pero más triste aún, esos versos te faltarán a ti." -H.C.


Nos leemos.

¡Bytes!



jueves, 27 de octubre de 2022

Retrospectiva... "Sé fuerte y fiel contigo"

 

Partamos de nuestro último recuento; concluías una retrospectiva, mientras seguías en una mesa, acariciando tus sienes alzando tu rostro y suspirabas con resignación.

Seguro pensabas que fue un gran año, a pesar de las pruebas en curso y que dejabas atrás lo resuelto, para dar paso a los nuevos retos. Todo se complicará pronto, lo sabías y solo podías intentar prepararte.

El adjetivo perfecto es fortaleza, tus últimos 365 días se reducen a eso.

Se requirió al poder desafiar una vez mas los prejuicios; siempre duelen, pero sabemos que jamas volverán a ser importantes. Había mucho en juego, una persona, quizás la segunda más importante; no más no menos. Elegiste ser quién fuera señalado día tras día; fortaleza requirió pagar el precio de conversar con ella como nadie más lo había hecho, en su idioma y bajos sus términos. Fuiste el primero en entender sus ideas e impulsarla a ejecutarlas con sus manos, la acompañaste en el desánimo y con el ejemplo la motivaste a interesarse de nuevo en sus metas sin satisfacciones inmediatas.      

Se necesitaba para dividirte un año más en tantos aspectos simultáneos, claro que con temor a fallar; pero decidido a no darte por vencido. Se necesitaba ser mucho más y te dedicaste a cumplir con ese propósito. No había cansancio, no había egoísmo, no había dudas; estuviste al pie de la línea en cada flanco, no dejaste a nadie sin tu apoyo y nadie puede decir que no estuviste viendo por el bien común.

Inmensa falta hizo, el día que la viste a los ojos y le explicaste que tardarían en encontrarse nuevamente. Empezó uno de los mayores retos que has encarado y te fuiste sin rencores y con entereza. No era la forma más elegante pero si el momento correcto. Mantener la cabeza fría, el corazón completo y la confianza expuesta con la corriente permanentemente en contra, ha sido duro, desgastante y decepcionante, pero lo supiste llevar en tus manos y convertirlo en tu adversario desafiante, en un impulso, en una oportunidad.

Era el factor para aceptar y trabajar en la paciencia, pero también, para iniciar con los cambios que una nueva rutina representaban. El primer día de tu nueva vida abrió tus ojos a cuán fuerte era la prueba, pero despejó toda cuestión acerca de que sí valió la pena el intento. Estabas listo para los embates, la causa es justa y la verdad está en tus manos, literalmente, en este momento. 

¿Estas feliz ahora?, pregunto en tono burlón y a sabiendas que el sarcasmo se justifica solo. Verdad que te fue sorprendente el giro repentino de salir de una pesadilla, al escenario que se presentaba ante tus ojos. Puedo imaginar tu mueca de sorpresa, esperabas lo peor, ¿y que encontraste?.

¿Quién diría que tu pequeño regimiento se alzaría de la nada?, la batalla mas personal que habrías de librar, es aquella en que más acompañado has estado. Tantas voces, tanto aprecio y tanta confianza manteniéndote en pie. No estabas solo, nunca los has estado y desde cada punto de tu pasado, se reunieron las personas más excepcionales a caminar a tu lado y cuidar tus pasos. El solitario debía permitirse acompañar, no sabías cómo, pero aceptaste y el camino se aligeró.

La vida te obligó a tener tiempo y recuperaste tu voz, tus letras y la libertad de expresar tus ideas. Inesperadamente tu sonrisa y energía regresó, te sentías más vivo.

Te veo divertirte y sorprenderte con el poco espacio que las circunstancias dejan libres entre tu cabeza y tu corazón. Nuevas personas, nuevas perspectivas, nuevas aventuras y mucho que aprender. Otras voces, ideas y abrazos han llegado y como nunca estas siendo protegido. Te ha costado dejarte querer y apreciar, bajar la guardia y fluir en los inciertos; encontrar esa parte de ti que negabas tanto, solo yo entiendo el porqué. Es oportuno decirte que te extrañaba y me alegra verte despierto, hablador, bobo y sonriente. Eres tú de nuevo, no permitamos que eso cambie otra vez.

Este año confirmaste tus aciertos, reafirmaste tu confianza, te arrojaste a la libertad y tus batallas no son en beneficio propio. Tus manos se han afianzado de los lazos que sin querer cultivaste y mas personas increíbles llegaron a ti a desarrollarte en aspectos que no esperabas, viene cosas geniales, no puedo evitar sentir tu emoción. ¡Diviértete!, respira y no te detengas; yo confío en ti.

 -H.C.       

     

  

martes, 25 de octubre de 2022

Esto es lo que soy...

¿Dónde estuviste toda mi vida?, decía alguna vez, alguien; en la emoción de compartir su pensar acerca de lo que en su mente pasaba, al conocer a una persona que le parecía destacablemente accesible a recibir sus palabras, abierta a no juzgar sus espontaneidades, sus ideas mas concienzudas o sus mas punzantes temores o alegrías.
 
       Ese alguien, se sentía sorprendido de que un semejante se posicionara en un nivel de igualdad en el que no había protagonismos ni falso interés. "Cuánta suerte", recuerdo que usó como etiqueta al fortuito evento, en cierto punto de la conversación.
 
        Hoy quiero exponer al ojo crítico a todo aquel presunto suertudo, que se permitió mostrar su personalidad más honesta, en la debatible pero positiva, presencia de la audiencia adecuada. Bienvenidos al baile de las apariencias, el mejor de todos; ese baile en que todas las caretas caen por una alegre mueca de sorpresa.        
 

Encarcelado en la timidez
 
      Las apariencias, caretas sociales, jugar un personaje entre los que nos rodean; son efecto de nuestra capacidad de adaptación y engloban las reglas bajo las que usaremos o no, una serie de habilidades y grado de seriedad en el comportamiento a mostrar. Vaya, que tú como hijo, no eres igual que como estudiante, ni como empleado o como amigo.

Nos fragmentamos con tanta normalidad que no lo percibimos siempre; esto propicia el abrazar dinámicamente una personalidad adecuada al momento, pero quizás, esta dinámica es poco amigable con nuestra verdadera esencia. Por puñados de timidez en ocasiones vamos sepultando lo que somos, por "convivir" con los demás.

Así de pronto, ya no querías salir a reír a carcajadas de las tonterías de tus amigos, porque ese giro a la rutina, fue normalizado a una causa justificante de inseguridades, reproches, sobre protección e incertidumbres.
 
¿Que tal con tu trabajo?, ese de horarios incomprensibles que tantas críticas y presión en pos de que abandones a generado. Ese que te da una gran satisfacción, pero que no llena el gusto ajeno, o en otro contexto; ese trabajo que no puedes lanzarte a buscar, porque la voz del pueblo dicta que no corresponde a tu género, a las costumbres arraigadas, a la dinámica familiar o a que sea necesario que te desarrolles en una profesión, según los detractores.
 
Las risas estruendosas y la antipatía por convicción, ese comodisímo pantalón gastado y el detallado estilo con el que robas las miradas elegantemente, suelen ser también campos de tiro abiertos al público, y entre el público mas de una vez hay alguien que apreciamos y que queremos evitar el desgaste de tolerar.
 
Voces muy cercanas, frecuentes y queridas, hacen de estos escenarios un atropello de muchos de los mejores aspectos que podemos aportar como personas al mundo; entonces, mejor callamos, mejor no hacemos, mejor no somos.



Si no somos normales, seamos raros juntos

       A nadie sorprendería que se considere "normal" no defender, mientras flagrantemente ocultamos lo que somos, para que los demás puedan sentirse a su gusto sin fricciones, como dije antes, evitándoles la tarea de tolerar. Al "llevar la fiesta en paz", también caemos en el abismo de no tolerar en nosotros los aspectos que los demás no abrazan; vaya golpe a la autoestima el momento en que uno mismo empieza a juzgarse en las críticas ajenas y se cuestiona "¿porque soy así?", "No me gusta este aspecto de mí [por dar pie a la crítica]".

Y aquí es donde empiezo yo a racionar en el azar,  ¿Acaso si es suerte, lo que se avecina?.

Coincidentemente, una/un desconocid@, incluso grupos completos de personas, de la nada se presenta ante nosotros y en la casualidad, fluyen trivialidades con la mera intención de romper el silencio incómodo. Si se prestan las condiciones, se avanza hasta el punto en que lo irrelevante se alza gritando por atención, abriendo pista a la curiosidad. La magia sucede entonces, mientras de nuestra boca salen los tesoros sepultados en la timidez. 

Con duda pero sin tropiezos, el foro se entera de tu esencia desnuda: "me gusta hacer casas para hormigas en situación de calle", "mi bebida favorita es vinagre con cebollas", "Todo lo que trato de reparar termina peor, pero me hace feliz", entre otras improbabilidades. Como si un gran juego de ping pong sucediera, todo vaya aún mejor y nuestros interlocutores dirán sus perlas culposas y en la diversidad, la verdadera apertura y la sincera tolerancia, de pronto nos damos cuenta que anularnos socialmente, tiene algo muy sombrío y egoísta detrás de cada prejuicio de otros, y que la línea entre "permitirnos" ceder y "permitirles" juzgar, es convenientemente flexible para quién diga la primer opinión y rígida en exceso para quién busque detener ese tren.

Entonces el punto no es "llevar la fiesta en paz", solo encontrar a las personas que de forma, nada sorpresiva, estaban igual de segmentadas como uno mismo, y que tenían lo que parecíamos no encontrar ni necesitar: fidelidad a si mismos, tanta, que sean capaces de abrazar la fidelidad que nosotros nos podemos dar para siempre ser quienes en verdad somos, sin caretas, sin miedos.










 

 Te regalo estas flores marchitas

         Decía Charles Baudelaire en Las flores del mal, " yo soy un viejo gabinete lleno de rosas marchitas"; siento que es una buena descripción que engloba a todas las personas (además de "todos somos niños heridos"). Todas las peculiaridades ocultas y medio oxidadas con las que nos sentimos no estar listos para el mundo. 

¿Cuál es la lógica?, ¿porque esta separación innecesaria de quiénes nos aprecian pero a la vez nos detienen en el impulso, mientras quién se quiere dejar sorprender en realidad, de ver nuestra capacidad de llegar lejos, está perdido en el recóndito mundo?. Por mucho que lo pienso, solo encuentro líneas apuntando a cuán común es ver como se nos enseña desde la niñez a distinguir, a rechazar y buscar la aceptación... buscar. Ahora suena más fuerte la palabra, ¿no?. La lección que se aprende del despropósito de buscar y ser alienado de la "normalidad", es presenciar la gran suerte de ser encontrado por la aceptación. Sí, resultó que no esta perdido el nicho en que se te aprecia, te esta buscando a ti y la llave es dejarte alcanzar.

 

Que la suerte nos llegue, nos sonría y nos acompañe... acompañe ¡bien!, en las mejores de las aventuras, como un impulso y no un contrapeso. Seamos felices a sabiendas que somos interesantes también, por nuestras flores marchitas.

 

 

Gracias por leerme

¡Bytes!     




miércoles, 5 de octubre de 2022

De la fragilidad al poder incontenible

 

Si no eres una persona tímida, callada, pesimista, dubitativa, indeterminada, con tendencia a ceder o anularse por completo por evitar el mínimo dirimir de ideas, mucho más un posible conflicto; seguro conoces a alguna.

    Y no falta ser de uno de esos nichos para identificarte con ellos; una combinación de realidad y coincidencia pueden causar que la persona mas confiada aprenda que el mundo no siempre es positivo y caiga en la incertidumbre e inseguridad.

No escarbaré desentrañando las raíces de las razones, varias, que arrastran a la gente a sentirse poco determinada; sería un ejercicio tan extenso como inútil, pero si quiero caminar a la luz roja que me ha llamado la atención, acerca de como una suerte de elementos pueden despertar una voluntad indoblegable, en estas personalidades lejos de ser arrolladoras.

 

 

Partiendo de la estática

      A todos nos ha pasado hacer esa pequeña reflexión tortuosa de ¿qué hecho de mi vida?, ¿ya alcance el éxito más grande que he de alcanzar?; posteriormente se empieza la lluvia de ideas, las ideas son invadidas por expectativa, la expectativa se atenúa en el realismo y entonces, se filtran los que tienen voluntad, recursos o poca prudencia. Ellos dan un paso adelante y al cobijo de capacidad y suerte les va bien o mal persiguiendo un objetivo.

Por otra parte, están los que no se sienten capaces, no cuentan con los recursos o pecan de ser muy cautos para arriesgar, justificadamente o no, el costo de alcanzar la meta.

Ambos empiezan de la nada, de la inmovilidad, de la estática. Unos iniciaron la carrera y otros solo quedan de pie mientras se miran confundidos y temerosos.

Aquí es donde colocaré mi tercer filtro: aquellos que si se lanzaron a la aventura, pero fracasaron de forma impactante; el nivel de impacto que intimida y te convence de que no debes volver a tratar.

Así, mi estimado lector, obtengo mis personajes a desarrollar; el grupo de temerosos con asustados, a los cuales la lógica no les hará por lo pronto, decidirse a dar ese gran paso en búsqueda de ese "algo" anhelado.


No todos los caminos parecen ir a la salida

       El primer gran problema es la incertidumbre del destino que se alcanzará del otro extremo del esfuerzo requerido, y para ser justo, no solo hablo de trivialidades como "encontrar el amor de la vida", "ser popular", "verme acorde y destacado a lo socialmente deseable y aceptado"; porque hay metas que se pierden por temor e indecisión, pero justificado y de riesgo económico, social, emocional o físico considerable.


En algún lugar del mundo hay una familia que se siente ignorada, mientras un familiar ha desaparecido días, semanas, meses antes. Solo se les ha ofrecido permanecer en calma y esperar lo mejor. Su estado emocional decae en la espera, no hay paz, no hay descanso, no hay consuelo. Salir a las calles y convocar gente afín a su tragedia les cuesta sus ingresos monetarios, un desgaste físico, un riesgo a su integridad. Esto no garantiza que serán escuchadas sus  demandas, que su voz llegará a su ser perdido o que el resto de la gente empatice con su causa. ¿Deben arriesgar lo poco o mucho que tienen y son?.


Un miembro de una pareja, no hace falta determinar el sexo, siendo justos; considera separarse, huir de la unión que le ha costado agresiones físicas y chantajes emocionales, pero el riesgo de la ejecución es lidiar con un peligroso embate de la otra parte cegada por la ira en inestabilidad emocional  y alienación injusta para con sus hijos. Impacto económico, desgaste mental, burocracia y abuso de la ley es como poco con lo que tendrá que enfrentarse tan solo por buscar un acuerdo equitativo que lo acerque a los menores... Es fácil saber la decisión correcta, pero, soportar el precio de la ejecución ¿lo es?.


Tal vez de quién hablo, sea una persona que unilateralmente es el único soporte económico de una familia humilde, que quizás monetariamente carente. A esta persona se le presenta una aparente gran oportunidad de alcanzar la estabilidad económica, pero a riesgo de poner en juego lo poco que poseen y tienen ahorrado, todo apunta a un éxito y ciertamente es poco probable que pueda fallar, pero, ¿vale el techo y el pan, de cada cabeza que depende de él?.

Estos son pocos ejemplos de quiénes necesitan un salto de fe, a precio alto y que de caer, lo harán estrepitosamente y con consecuencias nada agradables. El temor es entendible y la fortaleza necesaria es mucha. Tomar la oportunidad requiere solo un instante de iluminación, la sonrisa de la verdadera suerte.


Sorpresa, sorpresa

    Están en contraparte, aquellos que sus dudas están más aterrizadas a una circunstancialidad controlada. Personas que no saben si emprender un negocio de bajo riesgo, raparse su cabeza, pintarse el cabello multitonos o comprar un coche.

Es curioso como estas personas parecen predominar de un par de generaciones atrás. Es entendible que decender de (bis/tatara...)abuelos de ciertas épocas, generó padres temerosos religiosamente, prejuiciosos a la libertad de expresión artística, sexual e ideológica que hoy están tan avanzadas. Entiendo que quizás los abuelos de hoy y algunos padres carezcan de autoaprobación. Lo que llamo curioso, es el facto de que no parece haberse roto ese patrón de requerir la validación e impulso ajeno; al contrario, las tribus urbanas e internet parecen haber afianzado más la necesidad de aprobación de nuestras acciones por terceros, por encima de aprovechar la incontable e inmediata información con que contamos para ser suficientes de hacer una comparación, analizar y decidir de forma autónoma.

Una persona incapaz de tomar sus decisiones, se dejará manipular y errará sin responsabilidad, incluso culpando a los demás por las malas elecciones que su incapacidad de ser dueño de su accionar.


Entonces solo deseo que aquellos que necesitan dar el salto de fe, por su paz y bienestar; logren encontrar la ventana de oportunidad. No están solos, en verdad quiero creer que así es. También, espero que si de tus manos depende inculcar o trabajar para ti la aprobación personal de tus actos, le hagas el favor al mundo, y a ti, de poner manos a la obra. Hacen falta personas responsables y seguras que hagan el cambio.


Gracias por leerme.


Bytes.